Madrid, 1959

Investigadora Científica del CSIC

Doctora en Ciencias Químicas, en la especialidad de Bioquímica y Biología Molecular, por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) con la tesis “Componentes glicosilados del virus de la peste porcina africana”. Realizó su estancia postdoctoral en Alemania, en el Instituto Federal de Investigación en Enfermedades Virales de Animales en Tubinga y en la Universidad de Ulm.

Fue investigadora en el Instituto de Salud Carlos III en Majadahonda durante 19 años, donde estableció su propio grupo. Desde 2010 trabaja en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC – UAM) en Madrid, orientando su investigación hacia el estudio de la respuesta inmune frente a patógenos en modelos animales de infección y vacunación.

¿Por qué optaste por centrar tus investigaciones en la virología, inmunología y biología molecular?

Cuando empecé mi tesis me ofrecieron trabajar con un virus o con antibióticos y en aquel momento elegí el virus. Desde entonces los virus me engancharon, porque son muy pequeños, pero tienen muchas herramientas para poder sobrevivir y encontrar células y organismos vivos a los que infectar y multiplicarse. Mi tesis era sobre la peste porcina africana, todavía no hay vacuna. Además de conocer su biología molecular, había que conocer a nuestras defensas. Entonces en la etapa posdoctoral empecé a investigar inmunología frente a agentes infecciosos, frente a virus, y en concreto la inmunidad celular. Desde entonces me he centrado en indagar en el sistema inmune para preparar mejores vacunas. He trabajado en generar conocimiento muy básico que otros pudiesen aplicar a producir vacunas, que es la mejor defensa frente a las infecciones. Poco a poco he ido evolucionando en mis investigaciones hacia entender las implicaciones sociales y de salud pública, campañas de vacunación, productos farmacéuticos que se emplean para combatir las infecciones… Después de la etapa posdoctoral estuve 19 años en el Instituto de Salud Carlos III, lo que me dio una dosis de realidad de lo que es la situación de las infecciones en España y en el mundo, y con ello he acabado en temas como la Comisión de Vacunas de la Comunidad de Madrid. La pandemia me llegó con la experiencia de toda la vida: conocer al enemigo y las defensas.

¿Qué destacarías de tus principales líneas de investigación, cómo las presentarías?

Conocer al enemigo, tus defensas y estar preparado. Los virus intentan multiplicarse para estar vivos y nosotros necesitamos defendernos. Todas esas defensas, amplias y completas, hay que conocerlas. Por otra parte, conocer de qué se defiende el enemigo nos ha ayudado a descubrir armas de nuestro sistema inmunitario que no sabíamos que teníamos.

¿En qué investigación estás inmersa?

Seguimos trabajando en generar una inmunidad celular eficaz y nos estamos centrando en personas que tienen un sistema inmunitario no tan potente. Es importante saber cómo es la respuesta a las infecciones en esos casos, y prestar atención a personas inmunocomprometidas o en edad muy avanzada, que en algunos casos ya no son capaces de responder a estímulos nuevos.

¿Cuáles son los principales hitos que has alcanzado y qué te gustaría alcanzar?

Me gustó mucho demostrar cuál era la primera vacuna que protegía solo mediante inmunidad celular, porque se demostró el potencial que tenía. Ahora con la pandemia todo el mundo habla de inmunidad celular. También, demostrar un mecanismo por el que los virus se evaden de la respuesta inmunitario, lo que nos ayudó a comprender las vías que están implicadas en defendernos de ellos. Eso me llevó a comprender qué ocurre en una célula infectada: todo lo que hay se “trocea” y se presenta al sistema inmunitario. Gracias a eso los linfocitos desde fuera pueden reconocer que dentro está ocurriendo algo distinto.

Me gustaría saber qué ocurre al final de la vida, cuando ya somos muy mayores, qué inmunidad se conserva y qué fallos hay. Conociéndola, saber cómo mejorarla y así comprender cómo de vulnerables nos volvemos en la última etapa de la vida.

Estuviste recientemente en Galicia en una reunión con personal del CSIC sobre la Plataforma Temática Interdisciplinar Salud Global. ¿En qué se enmarcó esta visita?

El CSIC es el mayor organismo de investigación en España y es muy diverso en las disciplinas que abarca. Cada uno nos hemos ido especializando en nuestro campo y aislándonos del resto, pero el potencial del CSIC no se aprovechaba tanto. Por ello, se creó una estructura de plataformas para dinamizar a los investigadores y responder a los retos de la sociedad, que son muy amplios y por eso requieren que se enfoquen desde muchos ámbitos para encontrar visiones complementarias. Esas plataformas estaban empezando a funcionar antes de la pandemia y lo que se hizo con la COVID fue buscar un grupo de coordinadores para enfrentar la pandemia desde todos los ámbitos posibles: área de Vida, Materia y Sociedad. Se sumaron muchos investigadores del CSIC y se unió todo su bagaje en la plataforma de Salud Global. Hemos crecido en reuniones online, por lo que es necesario darla a conocer presencialmente. Está siendo una experiencia muy positiva, hay bastantes plataformas en desarrollo en el CSIC y podemos contribuir aún más.

¿Cómo ha sido la evolución de la PTI? ¿En qué fase se encuentra?

Primero nos organizamos en unos proyectos iniciales y tuvimos el apoyo de donantes del sector privado. Después optamos a proyectos competitivos en un ámbito en el que antes no trabajábamos, el multidisciplinar, lo que hace que sean más ricos y atractivos.

Como el primer núcleo estaba consolidado, en una segunda fase el CSIC lo pudo presentar como uno de los receptores de los Fondos Next Generation. Así se ha logrado continuar y expandir estos proyectos, siempre orientados hacia temas concretos, pues hay ocho iniciativas estratégicas. Seguimos con proyectos competitivos y ampliamos los ámbitos más allá del coronavirus.

El futuro pasa, tras celebrar nuestras segundas jornadas presenciales, por seguir colaborando con sectores que no son de nuestro campo de trabajo. Somos conscientes de nuestro interés como colectivo y de la visibilidad que da el conjunto. Seguiremos buscando proyectos competitivos y alianzas con otros sectores y actores del campo de la salud global, ir más allá del COVID y prestar atención a otras enfermedades, como la tuberculosis, e infecciosas que puedan tener un potencial destructivo tan potente como ha tenido el coronavirus.

¿Cómo llevas el haber sido una de las principales voces expertas para tratar el tema del coronavirus en los medios?

Como una responsabilidad. A base de estudio, rigor, reflexiones, debates con colegas, cuando hace falta he contribuido con explicaciones rigurosas, información y transparencia para los ciudadanos y los medios de comunicación, repitiendo el mensaje todas las veces que haya sido necesario. Lo importante ha sido para mí explicar lo que había y ser transparente con lo que no se sabía.

¿En qué fase crees que nos encontramos?

Tenemos la variante más longeva, Omicron, que lleva 11 meses con nosotros. Las anteriores duraban la mitad de tiempo, lo que son buenas noticias. Omicron es más leve, y hay muchas personas que se han infectado e inmunizado con Omicron. Todo eso quiere decir que al virus no le está resultando fácil encontrar otra variante, lo que es bueno, y que muchas personas tenemos inmunidad adquirida. Otra buena circunstancia es que las vacunas que nos han puesto siguen funcionando muy bien, la memoria inmunitaria es sana y se mantiene bien.

La circunstancia negativa es que este invierno vamos a ahorrar energía, porque es necesario, y eso nos va a llegar sin haber aprendido a hacer una ventilación y filtración del aire adecuadas. Es importante informar y orientar de cómo medir la ventilación y de los filtros útiles, para cuya adquisición podría haber algún tipo de ayuda económica. Si casi no se ventila, por el ahorro energético, el aires será menos limpio que en inviernos anteriores, y nos vamos a infectar con muchos agentes infecciosos respiratorios.

¿Qué consejo darías a las personas que se han vacunado? ¿Y a las que no?

A todos, proteger a los más vulnerables: test de antígeno y la mascarilla el mayor tiempo posible si se está con ellos. Tener cuidado e identificar las situaciones de más riesgo para tomar medidas.

También es importante usar los antivirales en su momento, en los primeros cinco días de contagio de las personas vulnerables, que es cuando funcionan (cuando se está leve o con síntomas muy moderados).

A quien no se ha vacunado, le recordaré que uno se queda vulnerable de por vida y que el riesgo lo van a tener siempre. El no estar vacunado es estar vulnerable, las vacunas han sido muy seguras -las más seguras de la historia-, muy eficaces, y el riesgo para quien no lo esté es de 10 a 30 veces mayor.