Doctora en Prehistoria por la Universidad Complutense de Madrid (2004) con una tesis realizada en el IH del CSIC.
Ha realizado estancias de investigación predoctorales y doctorales en la Universidad de California y en la Academia Sinica, entre otras instituciones alemanas y americanas.
Disfrutó un contrato Marie Curie en la Universidad de Konstanz (Alemania), y regresó a España, a la Universidad de Cantabria, con un contrato de atracción de talento. Ha dirigido proyectos en Asia-Pacífico desde 2007 financiados por diversas instituciones.
Su línea de trabajo en el Pacífico y Asia se ha centrado en la última década en la investigación del colonialismo europeo en la Edad Moderna.
Recientemente tomó posesión como científica titular al INCIPIT con el perfil de Arqueología Histórica.
¿Cuándo y por qué decidiste dedicarte a la ciencia?
No tengo un momento concreto claro. Me gustaba la historia y fui avanzando poco a poco por ese camino, desde el bachillerato, moviéndome desde especialidades de ciencia que no me llenaban tanto, y decidiendo qué período me gustaba más sobre la marcha. Estudiando en la universidad me vi haciendo investigación en el CSIC por pura curiosidad y de ahí llegué a la beca predoctoral.
¿Cuál ha sido, hasta la fecha, el momento más grato de tu carrera científica y cuál el más ingrato?
Hay muchos momentos buenos: cuando de repente ves la luz en alguna cuestión que no podías resolver, cuando te das cuenta de que hay un vacío en la investigación del que nadie se ha ocupado, cuando te reconocen el trabajo… lo más difícil a veces es sostener el trabajo mes a mes y año a año sin ver resultados, porque la ciencia es lenta y las cosas tardan mucho tiempo en colocarse. Desde luego, aunque en mi caso hace más de 10 años que tengo contratos estables, hasta la consolidación profesional todo cuesta mucho más esfuerzo porque estamos pensando a varias bandas: la del propio contenido científico de lo que hacemos, la de “ganarte el puesto”. Pero si tengo que decidir un momento particular, diría que es el de observar la mala praxis de alguna gente. Es complicado defenderse de eso.
¿Cómo explicarías al público general tu línea de investigación?
Me dedico a investigar qué pasó realmente cuando Europa empezó a explorar y colonizar Asia-Pacífico. Mucho de lo que sabemos está en los documentos que escribieron los propios colonizadores, pero no tenemos la experiencia y el relato de la gente de aquellos lugares. Entender cómo fue el proceso hace que cambiemos nuestra concepción de lo que el colonialismo fue: a veces menos triunfalista de lo que se cuenta, menos épico, más práctico, más destructivo… pero también muchas veces colaborativo, y más complejo por convergencia de muchos más grupos sociales y étnicos de los que tendemos a entender en los documentos.
En estos momentos, ¿en qué investigaciones estás inmersa?
Desde 2022 trabajo en un proyecto en Rota, islas Marianas, precisamente para evaluar el impacto de la llegada de los españoles al archipiélago, y cómo fue el desarrollo en el tiempo de la colonización. También continúo mi trabajo en Taiwán, que dura ya más de una década, en la antigua colonia española de San Salvador de Quelang, en el norte de Taiwán. A lo largo de los años hemos encontrado restos únicos en Asia-Pacífico, que incluyen la planta de la iglesia y el cementerio, y tenemos una información que no está en los documentos.
¿Qué consejo darías a alguien que quiere dedicarse a la ciencia?
Que lo haga a pesar de las dificultades. Que elija bien el equipo con el que empezará, y que se asesore sobre lo que significa construir una carrera científica sólida desde el principio. La gente que no tiene contacto familiar con la academia, por ejemplo -como era mi caso-, necesita una guía clara desde el primer momento para no perder coherencia y visibilizarse pronto y bien en la disciplina. Esto no quiere decir que haya que seguir recetas o aferrarse a una línea sin más. Yo estoy contenta de haber cambiado de tema de investigación y de ir interesándome con el tiempo por cosas distintas, porque eso es investigar. Pero hay que entender la diferencia entre la ciencia y la carrera, que muchas veces es de obstáculos.
¿Qué supone para ti tomar posesión como científica titular?
Por una parte, es como volver a casa porque yo estuve vinculada 15 años al CSIC antes de irme a Konstanz y luego Cantabria. Es como cerrar el círculo. Por otra parte, el INCIPIT tiene una forma de organizarse bastante diferente de la que tenía mi antigua institución o al menos lo que yo conocía, y ahora puedo (y debo) profundizar en las oportunidades y lógica del CSIC desde otros ojos. Me voy sorprendiendo y cada día me gusta más. Es algo estresante ver cuántas cosas se pueden hacer e intentar llegar a todas, pero eso hay que reeducarlo.
¿Cuáles son tus objetivos científicos a corto-medio y largo plazo?
Necesito imperativamente escribir dos libros sobre Taiwán y el Pacífico. No he tenido el tiempo y la paz hasta ahora de hacerlo, y desde el INCIPIT sí.
¿Qué “hito” científico te gustaría alcanzar?
Demostrar que el colonialismo europeo tuvo enormes impactos desde dos siglos antes de lo que se acepta ahora, y que eso ha cambiado profundamente la región de Asia-Pacífico de formas que aún deben ser comprendidas. Abriría toda una línea de trabajo y una nueva manera de mirar al registro arqueológico.
Un libro
“El Señor de los Anillos”
Una película o serie de televisión
“Encanto”. Tengo una hija de 8 años y un hijo de 4 años y nos gustan muchísimo las canciones. Pero además yo le voy viendo más y más ángulos: la autoexigencia a una y a los demás, la familia como fuente de lo mejor y lo peor, el compromiso… y muchas más cosas.
En series de televisión me quedé en “Doctor en Alaska” y “Expediente X”.
Una canción
“Copenhague”, de Vetusta Morla.
Un hobby
Coser (cosas inútiles, haciendo punto de cruz o sashiko).
Algunas ciudades
Konstanz y Taipei.