Pontedeume (1979)
Licenciada (2003) y doctora (2024) en Biología por la Universidade de Santiago de Compostela.
Ha desarrollado su labor como auxiliar de investigación en el Instituto de Biomecánica y como ayudante de investigación en el IIAG (actual sede en Santiago de la MBG).
En la actualidad, es especialista de prevención en el Área de Prevención de Riesgos Laborales del CSIC.
Recientemente ha obtenido el título de doctora con la tesis “Impacto de la forestación de terrenos agrícolas sobre el carbono orgánico lábil y la actividad microbiana del suelo”, dirigida por Carmen Trasar Cepeda.
¿Por qué optaste por cursar la carrera de Biología?
Desde que era pequeña recuerdo que me han gustado la naturaleza y los seres vivos. El regalo con el que más he disfrutado en mi infancia fue un microscopio, con el que intentaba ver todo lo que encontraba: pelos, insectos, agua… y todo lo que pudiera colocar en el portaobjetos. Soy de Pontedeume y una de las actividades familiares que más me gustaba era pasear por las Fragas del Eume. Durante un tiempo me planteé estudiar Veterinaria, pero cuando tuve que hacer mis peticiones al aprobar la selectividad ya lo tenía claro: Biología fue mi opción.
¿De dónde viene tu vocación científica? ¿Ha influido alguien en ella?
De mi padre, sin ninguna duda. Era una persona a la que le interesaba todo. Trabajaba en un astillero de Fene, pero en su tiempo libre hacía miles de cosas al aire libre. Era una persona que disfrutaba de observar la naturaleza y “filosofar” sobre lo que le rodeaba. Las ansias de aprender y entender lo que nos rodea es algo que nos inculcó a todos sus hijos.
¿Por qué decidiste realizar una tesis doctoral?
Fue un proceso lento y muy diferente al habitual. En primer lugar, aprobé una oposición de personal técnico de laboratorio de los Organismos Públicos de Investigación, después de trabajar unos pocos meses en consultoría, y la vida me llevó a Valencia. Allí trabajé en el IBV cristalizando proteínas, lo disfruté mucho y aprendí muchísimo, pero quería volver a Galicia y surgió la posibilidad de venir al IIAG. En ese momento. el grupo al que me incorporé, dirigido las doctoras Trasar (IIAG) y Leirós (USC) y el doctor Gil (USC), comenzaba un proyecto en el que empecé a trabajar y me ofrecieron hacer la tesis. Me gusta implicarme en lo que hago y lo que estaba aprendiendo me parecía muy interesante. Además, tenía unos compañeros (Ana, Diana y Félix) de los que aprendí y con los que aprendí mucho. Por otra parte, compatibilicé el trabajo en laboratorio con la crianza de mis tres hijos (ahora tienen 12, 9 y 8 años), por lo que su crecimiento ha sido paralelo a la tesis.
¿Cuáles eran los principales objetivos de tu tesis y de qué contexto partías?
Se enmarca en un período de preocupación ambiental muy importante, pues los efectos de la actividad del ser humano en la naturaleza son observables y alarmantes. La comunidad científica ha evidenciado el cambio climático y modelizado los efectos del mismo para la vida en el planeta Tierra. Además, ha habido un esfuerzo por parte de las Administraciones Públicas en desarrollar medidas de mitigación del cambio climático. Una de estas medidas ha sido la forestación, que consiste en la transformación de terrenos marginales de baja calidad en terrenos forestales.
La parte experimental de la tesis es paralela a la de Félix Zorita, pues empleamos las mismas muestras de suelos de forestaciones ubicadas en las cuencas de los ríos Tambre y Ulla. No obstante, él se centró en las actividades enzimáticas, mientras que yo he trabajado en el estudio de la materia orgánica y la microbiota edáfica. Concretamente, en cómo el cambio de uso de suelos agrícolas a forestales afecta a la materia orgánica y a la actividad microbiana del suelo. Se ha asumido que los suelos forestales pueden ayudar a combatir el cambio climático reteniendo CO2 atmosférico y produciéndolo en menor cantidad, ya que es conocido que los suelos con uso agrícola producen gases de efecto invernadero (CO2, NOx), pero no se ha establecido perfectamente cómo se ve afectado el metabolismo del suelo con esta transformación y si la premisa del potencial sumidero de carbono de los suelos era real.
¿Cuáles han sido los principales resultados alcanzados?
Se ha establecido que, si bien la forestación produce incrementos en la materia orgánica y los microorganismos edáficos y atenuación de la respiración microbiana basal, la gestión de la forestación y las características previas de los suelos condiciona el comportamiento de los suelos como sumideros de carbono y su capacidad para combatir el cambio climático.
¿Qué destacarías de los avances logrados con tu tesis doctoral?
Se ha empleado financiación pública para cambios de uso de suelo presuponiendo una serie de acontecimientos extrapolados de otras regiones. Pero, teniendo en cuenta cómo se ha aplicado la forestación en Galicia, estas presunciones de fijación de carbono sólo se han cumplido parcialmente puesto que están influidas por múltiples variables particulares de los suelos en los que se aplica. De forma resumida, las forestaciones sobre suelos con menos contenido en carbono previo y en las que la gestión del sotobosque y los restos forestales no implique la exportación de los mismos son las más beneficiosas para el papel como sumidero de carbono del suelo.
¿Cuál es tu situación laboral tras haber obtenido el título de doctora?
Soy técnico de laboratorio y mi trabajo va con los proyectos abordados por el grupo de investigación en el que trabajo. Estos proyectos han sido muy diversos: los efectos de los contaminantes emergentes sobre los suelos, los efectos de las diferentes técnicas de gestión sobre los suelos, los incendios, el papel de las gaviotas sobre suelos de su ecosistema, etc. Ahora mismo me dedico a tareas de apoyo a la investigación, pero no descarto la vuelta al laboratorio.
¿Qué opinas de la denominada “fuga de cerebros”?
Considero que es uno de los principales problemas que tiene la ciencia en España. El sistema de ciencia y tecnología prepara personal científico hasta un altísimo nivel, pero la incapacidad de integrarlo de forma estable nos hace perder capacidad de innovación y transferencia de sus investigaciones. No recuperando la “inversión” realizada en su formación y “cediéndola” a otros países.
¿Referentes científicos femeninos?
Antes de dedicarme a la ciencia, Maria Skłodowska-Curie. Desde que estoy en el CSIC, Tarsy Carballas. Considero que las dos tienen las cualidades que deben caracterizar a las personas que se dedican a la ciencia: tenacidad, esfuerzo y trabajo en equipo. Sus investigaciones siempre han tenido un enfoque integrador. Es admirable su pasión por la ciencia.
¿Referentes científicos masculinos?
Santiago Ramón y Cajal, otro ejemplo de pasión por la ciencia.
Lo más gratificante de dedicarte a la ciencia es…
Que los conocimientos que vas atesorando te lleven a más preguntas en las que investigar.
Lo más duro de dedicarte a la ciencia es…
Que se necesita mucha constancia y sacrificio.
¿Cuáles consideras que son los retos del sistema de I+D+i en España?
Tengo una visión dual, puesto que pertenezco al personal técnico de los Organismos Públicos de Investigación y los problemas del personal técnico y de gestión y del personal científico son similares, pero con matices. Debería solucionarse la falta de financiación y un calendario estable y programado de convocatorias públicas, la falta de estabilidad laboral del personal y también una mayor relación con la empresa y la sociedad, en general, para facilitar la transferencia de conocimiento. Y si me centro en el personal técnico y de gestión, que se reconozca y valore el trabajo que desarrollamos dentro del sistema de ciencia y tecnología español.