Estudió Historia en la Universidade de Santiago de Compostela y se doctoró en Historia y en Teología en la citada universidad. Ha sido profesor en las universidades de Oviedo y de Navarra hasta su incorporación al CSIC en el 2000, en el Instituto de Historia en Madrid, desde donde se trasladó al Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento en el 2005.
Ha trabajado, fundamentalmente, sobre historia contemporánea de España (en concreto, aspectos religiosos o la Guerra Civil) y América. Ha sido presidente de la Comisión Internacional de Historia del Cristianismo.
En la actualidad, es científico vinculado ad honorem, miembro del Pontificio Comité de Ciencias Históricas y coordina un proyecto de análisis sobre nuevos caminos de Santiago, financiado por la Xunta de Galicia.
Recientemente, ha coordinado, junto con Carlos A. González Paz, la XVI edición de los “Coloquios Internacionales Compostela” bajo el título “Peregrinaciones, santuarios y literatura de viajes en los siglos XIX y XX”.
En el año 2008 se iniciaron en el IEGPS los “Coloquios Internacionales Compostela”. ¿Cómo surgió la idea y con qué apoyos se contó para llevarlos a cabo?
Ese año se reunió en el IEGPS la directiva de la Commission Internationale d’Histoire et d’Études du Christianisme. Participaron miembros de varios países europeos, desde Inglaterra a Croacia o Eslovenia, y pareció lo más natural aprovechar esa reunión para tener un coloquio internacional relacionado con algo que parecía lógico en Compostela: las peregrinaciones.
Ese primer coloquio trató de la relación entre política y peregrinación, con ponencias sobre varios países europeos, como digo. A partir de ese momento, y contando siempre con la inestimable colaboración primero de la Sociedade Anónima de Xestión do Plan Xacobeo y, después, de Turismo de Galicia, nos pareció oportuno, a la vista del magnífico resultado obtenido, dar continuidad a los coloquios intentando una periodicidad anual.
Han pasado 16 años y estamos en el coloquio número 16, así que la media ha resultado la prevista, aunque hubo años sin coloquio –como por ejemplo durante la pandemia– que se compensaron con otros con dos coloquios, como sucedió en el Año Santo del 2010.
¿Qué balance hacéis después de estas 16 ediciones?
El balance no puede ser menos que muy positivo. En primer lugar, porque ha sido una oportunidad para traer a Santiago de Compostela a los mejores especialistas internacionales de estudios sobre peregrinaciones. Y hay que tener en cuenta que estos estudios tienen un desarrollo cada vez más amplio en distintos ámbitos académicos, especialmente en el mundo anglosajón. Hay consorcios de universidades en Estados Unidos formadas por aquellas que tienen entre sus planes de estudios cursos sobre peregrinaciones, en los últimos años se han asentado nuevas revistas especializadas en la peregrinación y se han estructurado no pocos grupos de investigación –quizá especialmente en Gran Bretaña y USA– que estudia la peregrinación desde distintos puntos de vista. Se podría decir, y pienso que no es una exageración, que es un campo de estudio que está de moda, aunque sea una moda académica. Los coloquios nos permitieron, por tanto, relacionarnos con quienes están en cabeza en este tipo de investigaciones.
En estos años han pasado por el IEGPS más de un centenar de investigadores de prácticamente todos los países en donde las peregrinaciones tienen un cierto peso académico, como Gran Bretaña, Estados Unidos e Israel, por motivos evidentes, pero también de Siria, India, Rusia o Estonia. Con muchos de los que participaron en los distintos coloquios hemos seguido manteniendo una estrecha relación académica, que contribuye a difundir los trabajos que llevamos a cabo en el IEGPS.
¿Qué temas se han tratado en los diferentes coloquios y qué criterio seguís para elegir el tema?
Desde el principio, tuvimos claro que los coloquios tenían que ser innovadores y multidisciplinares. Es decir, procuramos apartarnos de una tendencia relativamente frecuente que hace que la investigación resulte algo reiterativa, casi repetitiva, un poco como si se estuviera añadiendo más datos a asuntos que son ya conocidos. También hemos procurado –aunque en unos casos es más fácil que en otros– mezclar especialistas de distintos campos académicos. Han participado no solo historiadores –que somos el núcleo duro de nuestro instituto– sino también antropólogos, filósofos, geógrafos, físicos –como el director del cluster sobre reliquias de la Universidad de Oxford–, economistas, sobre todo aplicados a al turismo, o arqueólogos, por poner algunos ejemplos.
Estos que podríamos llamar principios fundacionales, exagerando un poco, nos han llevado a coloquios que estudiaron las peregrinaciones como fenómeno de encuentro entre culturas y religiones, mujeres y peregrinación, las nuevas peregrinaciones –como las peregrinaciones verdes o las de estudiantes de secundaria judíos a los campos de concentración polacos–, la nueva edad de oro de las peregrinaciones que supuso el siglo XIX, en Europa y Palestina –aprovechando los nuevos medios de transporte como el tren y los barcos de vapor–, o peregrinaciones y reliquias. En este último coloquio participaron dos arqueólogos búlgaros que han descubierto en un iglesia bizantina de una isla en Sozopol lo que podría ser una reliquia de Juan el Bautista, datada en el siglo I por AMS radiocarbono y DNA.
Y, aunque siempre ha habido alguna ponencia jacobea, hemos tenido también, como es de rigor aquí, algunos coloquios más centrados en las peregrinación compostelana, como sobre la translatio de Santiago, el impacto del Camino en el surgimiento de nuevas peregrinaciones, que han mimetizado desde el carnet de peregrino a la Compostela, en países tan insospechados como Noruega o Australia, con The Camino Salvado, siguiendo las huellas de Rosendo Salvado, nacido en Tui –donde tiene su monumento–, y que fundó el monasterio benedictino de New Norcia.
Como puede verse, tanto la variedad de temas como de participantes me parece que cumplen los objetivos que nos planteamos al empezar a desarrollar esta ya larga serie de coloquios.
Un hito importante en la celebración de estos coloquios ha sido la creación de la colección Compostela International Studies in Pilgrimage History and Culture, en la editorial Ashgate y después en Routledge. ¿Es así?
Pienso que esta colección ha sido fundamental para difundir en las principales bibliotecas académicas del mundo los resultados de los coloquios. La colección empezó, tras publicar los primeros libros sobre los coloquios, en la editorial Ashgate y, cuando ésta fue comprada por Rutledge, hemos continuado publicando en esta última editorial, clasificada como la tercera del mundo en el ámbito de las publicaciones en humanidades.
La colección duró unos cuantos años, hasta que últimamente hemos vuelto a publicar cada volumen independientemente. Trabajar con estas dos editoriales punteras ha sido una zambullida en la excelencia editorial. Los libros no sólo se analizan por evaluadores externos, sino que, desde la propuesta del manuscrito hasta la imprenta, se pasa por varios filtros en que distintos profesionales criban cada capítulo a fondo, desde los aspectos lingüísticos hasta los más formales, una criba que da lugar a publicaciones impecables. Una ventaja colateral de publicar con estas editoriales es que son un estímulo para no descuidar la acribia en libros destinados a otras editoriales, ya que la exactitud no es un adorno sino una manifestación de trabajo bien hecho y de respeto al lector.
¿Qué supone para el IEGPS la celebración de estos coloquios?
Como he dicho en las ruedas de prensa de presentación de las diferentes ediciones, el objetivo final es convertir Santiago de Compostela no solo en un centro bien asentado de peregrinación internacional –que ya lo es– sino también de investigación referida al campo, tan variado, de las peregrinaciones en todo el mundo. Pienso que, en gran medida, se ha conseguido, situando al mismo tiempo al IEGPS como uno de los núcleos importantes sobre estos estudios.
¿Qué conlleva la organización y posterior celebración de os coloquios?
Supone, como en todo coloquio o congreso académico, un esfuerzo que va desde la planificación general a los pequeños detalles que hacen que resultado sea fructífero académicamente y agradable personalmente para los participantes. El problema de celebrarlo en Santiago tiene unas cargas suplementaria. Por una parte, los viajes son más largos y costosos. No es lo mismo hacerlos aquí que en Madrid. Por otra parte, el éxito del Camino de Santiago hace que cada vez resulten más caros los alojamientos, aunque estos inconvenientes añadidos se compensan por el atractivo que venir a nuestra ciudad supone para prácticamente todos los participantes a los que hemos invitado. Mi experiencia práctica es que los colegas que encuentro en otros países en reuniones o congresos, cuando saben que vengo de Santiago, siempre me comentan o que han hecho el Camino o que lo quieren hacer. Esto, lógicamente, facilita mucho una invitación para venir aquí, incluso aunque el plan de viaje suponga venir desde la India pasando por Rusia, como no se ha sucedido con algún participante. En cualquier caso, como yo he dicho, sirven no solo para dar a conocer el IEGPS, sino también la originalidad estructural del CSIC en el mundo académico internacional, como he hecho en la primera sesión de cada uno de los coloquios.
La 16 edición se celebró en noviembre bajo el título “Peregrinaciones, santuarios y literatura de viajes en los siglos XIX y XX”. ¿Cómo valoráis el resultado?
Este coloquio fue un tanto peculiar, primero porque se desarrolló en español, cuando habitualmente todos son en inglés. En segundo lugar, porque los participantes estábamos divididos en dos bloques de investigación perfectamente definidos: historia y literatura. En mi opinión resultó muy interesante, al menos desde el punto de vista de los historiadores -y así lo comentamos-, conocer la terminología tan elaborada que emplean quienes se dedican a estudiar la literatura de viaje, las bases de datos que se están elaborando –por ejemplo en el ILCE del CSIC en Madrid– y una muy precisa taxonomía, pero en la que las peregrinaciones no está aún reflejada con precisión. En ese sentido creo que, además de las aportaciones de cada una de las ponencias, ha habido un enriquecimiento mutuo que es lo que precisamente pueden ofrecer los estudiosos interdisciplinarios, aunque no siempre se consigue: a veces no salimos de los compartimentos estancos de cada especialidad. En este caso me parece que sí, lo que hace que la valoración del resultado sea muy buena. Y, además, aunque lo hicimos en noviembre, los participantes no lamentaron perderse el arte que supone la lluvia en Compostela.
¿Qué perspectivas futuras tienen estos coloquios?
Nos pasa como a la minería de Bitcoin: tarde o temprano llegaremos al límite. Y tendríamos que repetirnos. Pero, hasta entonces, espero que podamos seguir contando con el apoyo de Turismo de Galicia, que ha manifestado siempre una gran sensibilidad no solo para los asuntos meramente turísticos, sino también para los académicos, y así seguir explorando otros modos de analizar un fenómeno que se ha dado desde los primeros tiempos de la humanidad y que hoy es fundamental para la percepción de Galicia en el mundo.