Un estudio con participación del IIM y del IMEDEA ha aportado nueva luz sobre el papel del silicio en las praderas marinas, particularmente en la especie Zostera marina. Los hallazgos destacan la capacidad de estas plantas para acumular dos tipos operativos de sílice biogénica (bSi): una forma lábil, fácilmente reciclable, y una forma resistente, que contribuye al almacenamiento de sílice en los sedimentos.

El trabajo utilizó por primera vez dos métodos de digestión química —alcalina y con ácido fluorhídrico (HF)— para cuantificar el contenido de silicio en hojas de Zostera marina. Los resultados mostraron que el 0.26% del peso seco de las hojas corresponde a silicio, una cantidad comparable a otros organismos silicificados en el ecosistema.Este descubrimiento subraya la función clave de las praderas marinas en el ciclo del silicio. La sílice lábil, liberada al degradarse las hojas, beneficia a organismos silicificados como diatomeas y esponjas, mientras que la fracción resistente se integra en los depósitos de sílice enterrados en los sedimentos, contribuyendo potencialmente al secuestro de carbono.

En la Bahía de Brest (Francia), donde se desarrolló el estudio, el contenido de silicio en las praderas marinas se estimó en 0.18 ± 0.07 g Si m⁻², un valor similar al de las diatomeas bentónicas, lo que refuerza la importancia de Zostera marina como reservorio de silicio en el continuo tierra-océano.

A pesar de estos avances, el estudio destaca la necesidad de investigar los mecanismos específicos de depósito de sílice en Zostera marina y el impacto de factores ambientales como la edad de las hojas o la concentración de dSi (silicio disuelto) en el agua. Además, se sugiere que las praderas marinas podrían actuar como amortiguadores en el transporte de silicio hacia los océanos, en un contexto global de disminución de dSi por actividades humanas.

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