La variedad de vid Ratiño Gallega, cultivada antiguamente en la comarca de Pontevedra y en algunos otros puntos de la provincia con los nombres de Cajarrento (O Rosal) o Blanca de Cabanelas (Salnés), hasta su práctica desaparición por diversas enfermedades y plagas a finales del siglo XX, se ha inscrito en el Registro de Variedades Comerciales, tal y como recoge el Boletín Oficial del Estado (11 de octubre de 2021). Hasta la fecha, Ratiño Gallega no existía legalmente, con lo que no se podía plantar ni se podían comercializar vinos con su nombre.

La inclusión en el Registro de Variedades Comerciales es un proceso complejo y largo.

Por una parte, requiere trámites legales y administrativos en los que intervienen las Comunidades Autónomas, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) y la Dirección Técnica de Evaluación de Variedades y Laboratorios (DTEVL, INIA-CSIC).

Por otra parte, es necesario que existan estudios e informes científicos que demuestren el carácter único de la variedad, es decir, que no se trata de una sinonimia de otra ya incluida. En ese sentido, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha contribuido con más de tres décadas de investigación acerca de esa variedad realizada desde el la Misión Biológica de Galicia (MBG) a través del grupo Viticultura, Olivo y Rosa (VIOR).

“Estamos muy satisfechos con esa esta inscripción, pues varias bodegas con las que llevamos a cabo proyectos nos han reiterado, en repetidas ocasiones, su interés por recuperar el cultivo y la comercialización de Ratiño Gallega”, señala Carmen Martínez Rodríguez, jefa del citado grupo.

La variedad se cultivaba antiguamente en Galicia. La inclusión en el citado registro, publicada en el Boletín Oficial del Estado del 11 de octubre, implica que desde esa fecha existe legalmente y se pueden comercializar vinos con su etiqueta.

La inclusión de una variedad en dicho registro requiere de la constatación, a través de informes y estudios científicos, de que no se corresponde con otras variedades o que se trata de una ya registrada con otro nombre. En este caso, el CSIC, a través del grupo Viticultura, Olivo y Rosa de la MBG, ha contribuido a ello con más de tres décadas de estudios botánicos, agronómicos, moleculares y de resistencia a enfermedades, de esta y otras variedades, a partir de ejemplares vivos localizados in situ y conservados en la colección de variedades de vid de este instituto de investigación.