Investigadora científica del CSIC en la sede en Santiago de la MBG
Jefa del grupo “Bioquímica y Calidad del Suelo”
Recientemente, ha sido nombrada Socia de Honor de la Sociedad Española de la Ciencia del Suelo, donde previamente ha ejercido como tesorera y presidenta de la Delegación Territorial en Galicia. En la actualidad, preside la Sección de Biología.
Doctora en Biología por la Universidad de Santiago de Compostela. Ha desarrollado su actividad investigadora en el CSIC y en la Universidad de Vigo, así como en el extranjero (Rothamsted Experimental Station, The Scottish Crop Research Institute y Lund University). Profesora Titular con acreditación a Cátedra de la Universidad de Vigo, donde imparte docencia en máster.
Su principal línea de investigación se enmarca dentro de la ecología microbiana. Versa sobre el estudio de la respuesta de las comunidades microbianas del suelo ante diversos tipos de estrés (por ejemplo, los incendios forestales o la aplicación masiva de agroquímicos) y la utilización de diversos parámetros microbianos basados en la masa, actividad y diversidad de las comunidades microbianas como bioindicadores de la calidad del suelo.
El fin último de sus investigaciones pasa por entender los procesos microbianos que ocurren en el suelo tras el impacto de diversos procesos que producen la degradación del mismo y, por consiguiente, el descenso de la calidad del suelo. Ello permite proceder más tarde a la recuperación de estos suelos degradados mediante el desarrollo e implementación de diversas técnicas de biorremediación.

En diciembre de 2021, recibiste la Medalla de los 25 años al servicio del CSIC. Echando la vista atrás, ¿cuáles crees que han sido los principales hitos que has alcanzado en tu investigación en estas cerca de tres décadas? ¿A qué retos te enfrentas ahora como investigadora dentro de tu campo de estudio?
Sin duda, considero que mi principal aportación es el estudio del suelo como un sistema vivo. La edafología es una ciencia reciente, de comienzos del siglo XIX, y hasta el año 2000 el suelo se consideraba un sistema inerte y, por consiguiente, la mayoría de los estudios de caracterización de los suelos incluían únicamente las propiedades físicas y químicas del suelo. En este sentido, el grupo de Bioquímica del suelo, constituido en los años 80 por Tarsy Carballas, ha sido pionero a nivel nacional en el estudio del suelo como sistema vivo al centrarse en el estudio de la fracción viva del suelo, la materia orgánica, y en la fracción más lábil de esta los microorganismos del suelo.
También destacaría, por su carácter pionero, el estudio de la actividad y diversidad de los microorganismos del suelo a nivel de comunidad mediante el desarrollo e implementación de diversas técnicas que incluyen la medida de diversos componentes moleculares como bioindicadores de la calidad del suelo. A ello se une el desarrollo de la metodología de la medida de tolerancia de las comunidades microbianas a distintos tipos de estrés mediante la incorporación de sustratos marcados, lo que ha supuesto un gran avance entre la comunidad científica a nivel internacional en el campo de la ecotoxicología microbiana del suelo.
En lo que respecta a la transferencia de tecnología, conjuntamente con otros miembros de los Grupos de Bioquímica del Suelo de la MBG-CSIC y del Grupo CIFAL del Centro de Investigaciones Forestales de Lourizán, me gustaría poner en valor el desarrollo de un protocolo de actuación de medidas de emergencia para la lucha contra la erosión post-incendio.
Realizas una labor intensa, además, en el campo de la divulgación del suelo. ¿Por qué?
El suelo es un recurso vivo que está bajo nuestros pies, que no se ve porque está oculto bajo la vegetación, y es imprescindible para mantener los servicios ecosistémicos. Sin embargo, para la mayoría de las personas de nuestra sociedad es un auténtico desconocido, no saben de su importancia y de la necesidad de protegerlo. Por ello, considero urgente e imprescindible el compromiso que todo científico, y más si cabe el edafólogo, debe tener a la hora de formar jóvenes que conozcan y amen el mayor tesoro que van a heredar. En ese sentido, parafraseando a Leonardo Da Vinci “No se puede amar lo que no se conoce, ni defender lo que no se ama”. Soy edafóloga, amo a los suelos y soy consciente de que están amenazados. Por ello me implico en su divulgación, quiero aportar mi granito de arena en la tarea de preservar el suelo.
Una de las iniciativas es el cómic “Vivir en el Suelo”, lanzado en el año 2000 por el Consello da Cultura Galega y que desde 2015 ha sido objeto de adaptaciones y traducciones.
Efectivamente, se trata de un proyecto tiene como objetivo dar a conocer, de una forma atractiva y novedosa, el suelo entre los más jóvenes y concienciar sobre su importancia y la necesidad de protección. Sus protagonistas del cómic son un caracol, una lombriz y un topo que habita el suelo, así como un grupo de jóvenes que, tratando de resolver un problema de manejo del uso del suelo que se presenta en una aldea (construir una casa en un suelo agrícola), muestran varios aspectos importantes del suelo que nos permiten considerar su importancia para el mantenimiento de la vida en el planeta.
Se podría considerar como un libro de edafología para niños que ha resultado ser un excelente recurso didáctico para concienciar a los jóvenes de todo el mundo sobre la importancia del suelo. El proyecto comenzó en el año 2015 y sigue todavía en curso. Hasta el momento ha sido traducido a siete idiomas (gallego, español, catalán, inglés, italiano, polaco y chino) y estamos con su traducción al alemán. Está previsto, además, su traducción al portugués, al francés y al ruso.
Eres la jefa del grupo “Bioquímica y Calidad del Suelo”. ¿En qué consisten vuestra línea de investigación? ¿En qué proyectos de investigación estáis inmersos?
Se centra en el estudio de la materia orgánica, la fracción viva del suelo, prestando especial hincapié en los microorganismos (masa, actividad, diversidad), principales agentes responsables del funcionamiento y, por consiguiente, de la calidad del suelo, y en el impacto de los procesos de degradación y la implantación de prácticas de conservación/recuperación del suelo. Para ello, se emplean como los indicadores bioquímicos y microbiológicos más sensibles frente a la degradación y recuperación de la calidad del suelo.
También profundizamos en el estudio de las relaciones existentes entre la susceptibilidad-resiliencia del suelo, la diversidad microbiana y el funcionamiento del ecosistema edáfico para poder entender los procesos que ocurren en el sistema edáfico y proceder así a su recuperación.
¿Y cuáles son sus principales sublíneas de investigación?
Actualmente trabajamos en dos: Una, en suelos forestales relacionada con el impacto del régimen de incendios sobre el sistema suelo-planta y la evaluación del potencial del secuestro de C a largo plazo de los suelos quemados con distintas técnicas de restauración. Otra, en suelos agrícolas relacionada con la dinámica y el impacto de la presencia de contaminantes emergentes tales como los antibióticos de origen veterinario y humano derivados de la aplicación de residuos ganaderos y lodos, respectivamente, sobre el sistema suelo-planta.
Hacemos especial hincapié en el efecto de estos antibióticos sobre los microorganismos del suelo, en su presencia en el suelo y en la planta y también en el desarrollo de técnicas que minimicen el efecto negativo de estos contaminantes en estos suelos agrícolas.
¿Con quién mantenéis colaboraciones?
A nivel nacional colaboramos con los Departamentos de Edafología y Química Agrícola de la Facultad de Ciencias de Ourense de la UVigo y de la Escuela Politécnica Superior de Lugo de la USC y con el Departamento de Zoología, Genética y Antropología Física de la Facultad de Biología de la USC. A nivel internacional, con el Departamento de Ecología Microbiana de la Universidad de Lund (Suecia).
En febrero, acabas de ser distinguida como socia honor de la Sociedad Española de la Ciencia del Suelo. ¿Qué supone para ti este reconocimiento?
Los premios y homenajes siempre son bienvenidos, sobre todo en vida. Es muy gratificante sentirte reconocido en tu trabajo y por tu trabajo y más todavía cuando el reconocimiento parte de tus compañeros que conocen muy bien tu trayectoria y son capaces de evaluarla.
Ser Socia de Honor de la SECS es el mayor reconocimiento que puede tener un edafólogo a nivel nacional y me siento muy orgullosa de ello. Además, es un aliciente para seguir trabajando y hacerlo mejor cada día. Por otra parte, dado que somos 14 socios de Honor y sólo somos tres mujeres, me satisface mucho ser un referente para las niñas y adolescentes que se identifiquen conmigo, “unha nena labrega da zona do Pico Sacro que chegou a ser científica do solo”, y poder contribuir así a promover vocaciones científicas.
¿Quiénes son tus referentes científicos?
En primer lugar, Tarsy Carballas, profesora de investigación y Dra. ad honorem del CSIC. Fue mi directora de Tesis y es mi referente a nivel científico y personal por su “buen hacer”.
En segundo lugar, Phil Brookes y Erland Bååth, dos investigadores de reconocido prestigio a nivel mundial en el campo de la ecología ,icrobiana con los que he realizado estancias postdoctorales en Inglaterra y Suecia, respectivamente. Me enseñaron que en esta profesión siempre hay que tener la mente abierta y no dejar nunca de hacerte preguntas dado que estas son la base del aprendizaje, la enseñanza y la investigación y que todo esto, junto con la autocrítica, nos ayuda a superar nuestras limitaciones, a ser creativos, a innovar y a conseguir nuestros objetivos.
¿En qué te apoyarías para animar a alguien que se está iniciando en el mundo de la investigación en dedicarse al estudio del suelo?
En primer lugar, recomiendo leer el artículo divulgativo “Diez razones para ser científico”, de Ruíz Tamaño, donde resume y explica en detalle las principales razones que le indujeron a dedicarse a la ciencia concluyendo que ser científico tiene más virtudes que asperezas. Sin embargo, hay que ser consciente que hay que tener vocación y trabajar de forma constante y con mucho esfuerzo durante mucho tiempo para lograr ser un buen científico y tenemos que saber que no se gana mucho dinero.
En segundo lugar, y poniendo el foco en el estudio del suelo, es una ciencia muy reciente, es decir, necesitamos científicos que amen los suelos para poder salvar la vida en nuestro planeta. Por otra parte, hay muchos suelos diferentes en el mundo que tenemos que conocer y para ello tenemos que realizar estudios no sólo de laboratorio e invernadero sino también campañas de campo a distintos lugares del mundo, lo cual es muy atractivo dado que nos permite viajar y conocer el medio ambiente que nos rodea y la gente que lo habita.
¿Cómo se puede concienciar al público general en la importancia del conservar el suelo? En general, ¿crees que somos conscientes de su importancia, como recurso no renovable?
La gente no sabe lo que es un suelo y por tanto no es consciente de su importancia. Tenemos que transmitir a la sociedad por una parte que un suelo sano garantiza los servicios ecosistémicos, es decir, la producción de alimentos saludables, la conservación de la biodiversidad, la calidad del agua y contribuye a mitigar el cambio climático y, por otra que un elevado porcentaje de suelos del mundo está seriamente amenazado de muerte, están enfermos, debido fundamentalmente a la influencia antrópica.
Sin suelo no es posible la vida en la tierra, pero el suelo es un recurso vivo frágil, no renovable a escala humana, su formación requiere miles de años y puede destruirse rápidamente, por ejemplo, como consecuencia de los incendios forestales en horas pueden destruirse de 1-2 cm de suelo fértil. Por tanto, urge concienciar a toda la población sobre la importancia del suelo y la necesidad de su protección, conservación y recuperación.