Bilbao, 1988.

Licenciada en Historia (Deusto) y graduada en Historia del Arte (UNED). Máster en Arqueología (UNICAN), en formación del profesorado (UNICAN), en Historia y Humanidades Digitales (UPO) y Especialista en Análisis de la Geoinformación (EHU/UPV).

Doctora (2019) en cotutela en la Universidad de Navarra y la Université de Pau et des Pays de l’Adour con la tesis “Del Ebro medio a los Pirineos: dinámicas espaciales durante la Antigüedad Tardía (s. III- s. VII d.C.). Análisis SIG en un contexto de vaguedad de los datos arqueológicos” bajo la dirección de François Réchin, Javier Andreu Pintado y Jerónimo Sánchez Velasco, sobre las dinámicas de poblamiento tardoantiguo en el espacio pirenaico mediante el empleo de los SIG y la medición de la calidad de los datos arqueológicos.

Ha sido miembro postdoctoral de la Casa de Velázquez-EHEHI (promoción 2021-2022) y ayudante de investigación en la Université Clermont-Auvergne (2018, 2020-2021).

Su línea de investigación combina el estudio del poblamiento romano y tardoantiguo mediante técnicas arqueológicas poco invasivas (prospección pedestre intensiva) y la modelización de información, con especial énfasis en la gestión de la imperfección de los datos arqueológicos (en campo y en gabinete).

Acreditada como ayudante doctora desde 2021 y como contratada doctora desde 2022.

En la actualidad, desarrolla su labor en el INCIPIT. Entre las iniciativas que ha llevado a cabo recientemente, figura el cómic “Triana y la Arqueología. Días de prospección”.

¿Cuándo y por qué te diste cuenta de tu vocación investigadora?

Cuando era adolescente me “picó el gusanillo” por todo lo relacionado con la arqueología en Egipto, pero creo que fue en bachiller cuando empecé a adentrarme realmente en la investigación gracias a uno de mis profesores, Mitxel Olabuenaga, quien nos proponía hacer pequeños trabajos de historia local sobre nuestro municipio, Barakaldo (Bizkaia). Podría decir que fue gracias a su forma de enseñarnos a hacer historia que me decanté por la licenciatura de Historia.

En tercero de licenciatura descubrí que mi vocación era la arqueología y decidí dedicar mis esfuerzos a orientar mi carrera hacia la investigación. Durante mi tesina de licenciatura me decanté más por el periodo medieval, pero ya en el Máster de Arqueología decidí centrar mis investigaciones en el periodo romano y tardoantiguo. ¡Y hasta hoy!

Tras finalizar tus estudios, te especializaste en el estudio del poblamiento romano tardoantiguo mediante técnicas arqueológicas poco invasivas (prospección intensiva) y la modelización de información, con especial énfasis en la gestión de la imperfección de los datos arqueológicos (en campo y en gabinete). ¿Qué destacarías de esta línea de investigación?

En arqueología trabajamos con datos muy heterogéneos, sobre todo cuando estudiamos el poblamiento como es mi caso. Por ello, considero que uno de los principales retos que se presenta en arqueología hoy en día es la gestión de la imperfección de los datos y de la información con la que se trabaja (en el sentido de que los datos y la información son, en muchas ocasiones parciales, incompletos, vagos, ambiguos, etc.). Así, cuando empecé a estudiar las dinámicas de poblamiento considerando la imperfección de los datos (por ejemplo, falta de precisión o de certidumbre) empecé a buscar “soluciones” que me permitiesen ofrecer unos modelos de poblamiento considerando esos problemas de la información.

Esta línea interdisciplinar, que aspira a la transdisciplinariedad, es pionera en mi campo, pues si bien ha sido desarrollada de manera parcial por algunos investigadores, no se ha realizado todavía un enfoque global y sistémico ni se ha aplicado a modo de estándar en arqueología. Además, creo que esta línea de investigación permitirá una mejor gestión, valoración e interpretación de los datos arqueológicos, promoviendo una ciencia transdisciplinar y colaborativa entre investigadores y grupos de investigación de varias zonas de la Península y de Europa. Así que, bueno, queda todavía mucho trabajo por hacer en este sentido y los datos no dejan de aumentar en nuestra disciplina, pero creo que podemos ir sentando las bases poco a poco para gestionar y representar mejor esos pequeños “defectillos” de los datos.

¿Qué te han aportado las experiencias previas como miembro postdoctoral de la Casa de Velázquez-EHEHI y como ayudante de investigación en la Université Clermont-Auvergne?

Aunque son dos experiencias muy diferentes, creo que ambas han aportado muchas cosas positivas en mi carrera.

En primer lugar, trabajar como ayudante de investigación en la Université Clermont-Auvergne me permitió formar parte de varios proyectos en el laboratorio de Arqueología de dicha universidad francesa. Tienen una gran experiencia en prospección arqueológica y en análisis SIG aplicado al estudio del territorio, pudiendo formarme en la parte más técnica de la investigación. En ese laboratorio, mi responsable de uno de los proyectos en los que trabajé, Frédéric Trément, me introdujo en nuevas formas de estudiar el territorio romano y, sobre todo, la importancia que tiene una buena gestión de los datos arqueológicos de prospección. Además, trabajar en una universidad francesa durante casi dos años me hizo adquirir una mayor experiencia en grupos de investigación internacionales.  

Por otra parte, ser miembro postdoctoral de la Casa de Velázquez-EHEHI fue una experiencia increíble porque fue mi primer contrato postdoctoral con un proyecto propio (Dynat-Inc). Además, cuenta con una de las mejores bibliotecas especializada en arqueología peninsular y las condiciones de dicho puesto me permitieron afianzar mi línea de investigación.

Desde que en 2014 empecé la tesis doctoral en cotutela he estado vinculada, de una u otra manera, a centros de investigación franceses. Todas las experiencias han tenido su parte enriquecedora. También sus cosas malas, como todo, pues siempre da vértigo trabajar en un idioma que no es el tuyo, pero de eso también se aprende. Creo que es una experiencia que toda persona que esté en investigación debería probar. Creo que abre mucho las perspectivas profesionales.

Desde 2022 estás vinculada al INCIPIT como investigadora postdoctoral Juan de la Cierva Formación. ¿Cómo surge la posibilidad de vincularte al INCIPIT? ¿Qué referencias tenías de este instituto antes de empezar a trabajar en él?

Creo que todo se remonta a 2017 cuando César González Pérez, científico titular del INCIPIT, participó en un seminario que organicé en la Université de Pau et des Pays de l’Adour, donde yo estaba realizando mi tesis. Durante los dos años siguientes, y hasta finalizar mi doctorado en 2019, estuvimos en contacto, pues sus investigaciones estaban muy relacionadas con una de las partes de mi trabajo: la cuestión de la gestión de la imperfección de los datos arqueológicos. En 2020 surgió la posibilidad de hacer una estancia de un mes en el INCIPIT, gracias a una ayuda SEADDA Cost Action y a raíz de ello me animó a pedir un contrato Juan de la Cierva con ellos. En este primer intento no salió bien y no conseguí el contrato, pero continué en contacto con el Instituto. En 2021 lo volví a intentar de nuevo. Estando como miembro postdoctoral de la Casa de Velázquez me comunicaron que había conseguido uno de los contratos Juan de la Cierva y en septiembre del 2022 me incorporé al Incipit. Siempre había querido formar parte de este centro ya que es un instituto de referencia en arqueología. Había leído artículos de muchos investigadores del Incipit como Pastor Fábrega, César Parcero o Felipe Criado, además del propio César González Pérez, y trabajar con investigadores que son un referente para mí, es como un sueño cumplido.

¿En qué proyectos (tanto de investigación como divulgativos) estás inmersa?

A nivel de investigación, continúo con mi proyecto Dynat-Inc. Durante estos últimos meses estoy centrada sobre todo en el estudio de los materiales de las prospecciones que realicé el año pasado en Fronteira (Portugal) en colaboración con el profesor André Carneiro (Universidade de Evora) y la bodega Terras de Alter. En las próximas semanas volveré a campo para continuar con la caracterización de algunos yacimientos. Además, estoy trabajando también en nuevas formas de gestionar y medir la imperfección de los datos arqueológicos. En 2020, César y yo publicamos una primera contribución en la revista Complutum y actualmente estamos probando dicho enfoque con otros corpus pero también buscando la manera de mejorar la propuesta.

En cuanto a la divulgación, es algo que había dejado un poco de lado por estar demasiado centrada en la investigación, pero que creo que es fundamental. Al final, estamos investigando, en gran parte, gracias a dinero público, y considero esencial transmitir al público general el conocimiento que generamos. El año pasado empecé a adentrarme con muchas ganas en la transferencia en redes sociales de todo el proceso de investigación que estaba realizando. En Twitter, Facebook e Instagram trato de ir contando, con ayuda de María Mellado Chaves, (especialista en Marketing Digital) el día a día del trabajo arqueológico.

Además, desde que entré en el INCIPIT el año pasado, y gracias al apoyo de la UVa (Unidad de Valorización), especialmente de Sonia García Rodríguez, Yolanda Seoane y Elena Cabrejas, he empezado a adentrarme también en la divulgación al público infantil con la realización de diversos talleres arqueológicos y conferencias en colegios. Y bueno, desde hace unos meses estoy haciendo mis pinitos con un canal de YouTube.

¿Qué es lo más enriquecedor y lo más complejo de desarrollar tu labor en el INCIPIT?

Para mí lo más enriquecedor es su equipo humano y tener la oportunidad de trabajar con algunos de los investigadores más punteros. En las nuevas instalaciones en la Ciudad de la Cultura contamos con una infraestructura que creo que es privilegiada, lo que permite desarrollar las investigaciones en unas condiciones de trabajo muy buenas.

Por otro lado, el Instituto siempre apoya, en la medida de lo posible, las actividades que realizamos en el centro (tanto las de investigación como las de divulgación), algo que no siempre se da en el entorno de la investigación. Además, cuenta con unos servicios horizontales de apoyo a la investigación y a la divulgación con una gran calidad humana y profesional que hace todo más fácil. Lo más complejo son, quizás, las cuestiones administrativas, como en cualquier centro de este tipo.

¿Qué perspectivas futuras tienes cuando concluya tu contrato postdoctoral?

Esa es una gran pregunta jeje. Por el momento estoy disfrutando de estos meses en el INCIPIT, pero soy consciente de que en un año mi contrato se termina y, de momento, las perspectivas futuras a corto plazo no están muy claras. Me gustaría poder estabilizarme a corto-medio plazo, pero sé que es complicado porque la oferta de plazas en niveles intermedios de la fase postdoctoral se ha reducido mucho a nivel nacional. El futuro me da un poco de vértigo, sobre todo a nivel laboral, pero estoy intentando preparar diversos proyectos que puedan abrirme alguna vía a medio plazo.

En las próximas semanas empezaré a preparar un proyecto ERC Starting Grant para la convocatoria del 2024 y también la redacción de una Marie Curie para continuar desarrollando mi línea de investigación. Aunque sé que no es fácil, sí me gustaría quedarme en Galicia, en el INCIPIT, porque estoy muy contenta tanto a nivel personal como profesional, pero el futuro dirá.

¿Quiénes son tus referentes en tu ámbito de investigación y cuál sería el hito, dentro de tus líneas de investigación, que te gustaría alcanzar?

Algunos de mis referentes están en el propio INCIPIT. Pastor Fábrega o César Parcero fueron una gran inspiración durante mi tesis doctoral y lo siguen siendo. A nivel internacional, dentro de mi línea de gestión de la imperfección de los datos, quizás Enrico Crema o Cyrille De Runz, pero creo que son muchos los investigadores que han aportado algo en mis investigaciones a lo largo de estos años.

En cuanto al hito que me gustaría alcanzar, sería poder seguir desarrollando mi línea de investigación con la tranquilidad de tener estabilización laboral. Si consiguiese la financiación suficiente, uno de los grandes hitos que me gustaría conseguir en investigación es crear un estándar para la gestión de la imperfección de los datos arqueológicos que pudiese ser aplicado de manera recurrente en los estudios de poblamiento.

Acabas de publicar el cómic “Triana y la Arqueología. Días de prospección”. ¿Cómo surge la idea y cómo es el proceso de elaborar un producto divulgativo de este tipo?

Sí, lo presentamos en junio con motivo de las Jornadas Europeas de Arqueología. La verdad es que fue algo que no estaba previsto. Me contactaron desde la Escuela de Artes Dionisio Ortiz (Córdoba) para ver si me animaba a participar en un proyecto que estaban empezando con sus estudiantes del FCP de Cómic. Tras hablarlo con el director del centro y darme el visto bueno, empecé a trabajar con una de sus estudiantes, “Filly” (Setefilla Jiménez) en la elaboración de un cómic científico sobre metodología arqueológica.

Ha sido un proceso de creación colaborativa muy bonito que mezcla artes y ciencia que busca transmitir la investigación de una investigadora postdoctoral en un formato diferente y original como es el cómic. Plasmar en seis páginas de viñetas el proceso metodológico de una prospección arqueológica y el posterior tratamiento de los datos era algo que, en un principio, se tornaba complejo, pues teníamos que ser capaces de transmitir de forma adecuada los contenidos para un público general. Al final estamos muy contentas con el resultado y ambos centros también.

El cómic está gustando mucho y, aunque todavía no lo hemos difundido de manera generalizada, creo que será un producto muy utilizado en las aulas de primaria y secundaria. Nunca había trabajado en un proyecto similar y creo que ambas hemos aprendido mucho la una de la otra, así que considero que debería haber más iniciativas de este tipo que mezclen las artes y la ciencia.

Me gustaría, además, aprovechar la ocasión para las gracias públicamente a todas las personas que nos han ayudado a “Filly” y a mí en todo el proceso de creación y difusión del cómic, especialmente a Vanesa Trevín Pita (Cado Arqueoloxía), Sonia García-Rodríguez, Yolanda Soane, Elena Cabrejas y David Barreiro, de la Unidad de Valorización del Incipit, y a Felipe Criado Boado, director del centro, por apoyar este pequeño proyecto durante todo el proceso.

¿Cuál es su cometido y cómo se puede consultar?

El cometido de este pequeño cómic es acercar la metodología arqueológica al público general, especialmente al alumnado de último ciclo de primaria y de secundaria, mostrando el trabajo real de la arqueología con un lenguaje distendido, ameno y accesible. Los personajes principales del cómic son Triana (investigadora) y Cris (estudiante en prácticas), completando el elenco otros cuatro personajes (Vane, David, Andrés y Mónica) así como un cameo de la propia dibujante (Filly). Triana nos explica, a través del personaje de Cris, estudiante de prácticas, todo el proceso de cómo se realiza una prospección arqueológica.

Además, en algunas viñetas se añaden cartelas con definiciones de conceptos importantes para introducir al lector en el vocabulario arqueológico, como por ejemplo “intensidad” o “unidad de prospección”. La mayoría de los personajes del cómic están basados en investigadores reales actualmente en activo, y buscamos también representar escenarios reales del Incipit en algunas de las viñetas del cómic. Creo que esto enriquece la calidad del producto y ofrece al lector una visión mucho más fidedigna de lo que es la arqueología actual.

De momento, gracias al apoyo del INCIPIT, hemos impreso unos cuantos ejemplares que emplearemos en las actividades de transferencia del propio centro durante este próximo curso académico. Además, en las próximas semanas esperemos que pueda estar disponible en acceso abierto en Digital-CSIC para que cualquier persona interesada lo pueda descargar.