El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) coordina desde Galicia un proyecto europeo dedicado a optimizar y mejorar la gestión de los suelos degradados y contaminados a través de la aplicación de técnicas novedosas de fitogestión que promuevan la biodiversidad, mejoren la funcionalidad integral de los ecosistemas y garanticen un uso sostenible de los recursos naturales.

El proyecto, “Demostración de la mejora en la biodiversidad edáfica, funcionalidad y servicios ecosistémicos en terrenos contaminados y degradados mediante fitogestión dentro de la región Interreg Sudoe” (PhytoSUDOE), está financiado con 1.383.000  euros por el Programa Interreg Sudoe, cuyo cometido es contribuir a la conservación y protección del medio ambiente y promover el uso sostenible  de los recursos naturales. Concluirá en 2018.

Está coordinado por el Grupo de Microbiología del Instituto de Investigaciones Agrobiológicas de Galicia con la participación de socios de España, Francia y Portugal: las universidades de Santiago de Compostela y del País Vasco, el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario, el Centro de Estudios Ambientales de Vitoria-Gasteiz, las universidades de Coimbra, Católica Portuguesa, Aveiro, el Laboratorio Nacional de Energía y Geología y el Institut National de la Recherche Agronomique. Además, colaboran como socios asociados el Centro de Valorización Ambiental del Norte, Mairie de Bordeaux, LYONNET, Viveros Eskalmendi, Basoinsa, Sociedad Pública de Gestión Ambiental Ihobe y el Instituto Politécnico de Beja.

Los objetivos del proyecto

“La contaminación del suelo es un problema generalizado en Europa. El exceso de compuestos químicos degrada su calidad y sus funciones y, en consecuencia, también se pueden ver afectadas la calidad del agua, la biodiversidad y la seguridad alimentaria. Los metales pesados y otros elementos traza se encuentran entre los contaminantes del suelo más frecuentes”, explica Petra Kidd (CSIC), coordinadora del proyecto.

“Entre las formas de gestión más eficientes para la recuperación de los ecosistemas afectados por estos contaminantes figura la “fitogestión”, que abarca un conjunto de técnicas basadas en el uso de plantas y sus microorganismos asociados para, por una parte, recuperar la calidad del suelo y, por otra parte, generar un recurso explotable de forma sostenible (por ejemplo, la producción de biomasa). Son técnicas menos invasivas y más rentables que las de ingeniería civil, y proporcionan otros beneficios adicionales como el incremento de la diversidad microbiana o del secuestro de carbono, lo que permite la recuperación de los servicios esenciales del ecosistema”, añade.

“La falta de ensayos de campo que demuestren la mejora de estos servicios provoca una infrautilización de estas técnicas. Nuestro objetivo es demostrar el beneficio ambiental, económico y social generado durante y después de su aplicación en determinadas áreas, así como fomentar que gestores y propietarios de terrenos contaminados las empleen de forma habitual”, explica.

Para ello, se ha establecido una red transnacional de emplazamientos contaminados localizados en áreas de interés ecológico, algunas protegidas, y con potencial para suministrar importantes servicios del ecosistema en toda la región de Sudoe (España, Portugal y Francia). En algunos emplazamientos ya están implementadas opciones de fitogestión, mientras que en otros se implementarán durante el desarrollo de este proyecto. En Galicia, los grupos del CSIC y la USC trabajarán en dos emplazamientos en zonas mineras con altas concentraciones de zinc, plomo, cobre y cadmio.

 “El exceso de elementos traza ha sido identificado por la Unión Europea como una de las ocho mayores amenazas para los suelos europeos. En España están identificados más de 250 emplazamientos contaminados, en Francia más de 1000 y en Portugal aún no hay datos confirmados. Por tanto, el desarrollo de tecnologías para el tratamiento de suelos contaminados es un objetivo prioritario en las legislaciones europeas y los programas de investigación”, apunta la profesora Carmela Monterroso (USC).

Al realizarse en tres países, el proyecto servirá para evaluar el potencial de la fitogestión para la recuperación sostenible de áreas degradadas en un amplio abanico de escenarios, tipos y usos del suelo (industrial, periurbano, urbano, minas, etc.), condiciones ambientales (propiedades edáficas, tipo y concentración de contaminantes, etc.), especies vegetales y alternativas de fitogestión.

Las diferentes acciones del proyecto abarcan desde la caracterización y evaluación de riesgos en los emplazamientos contaminados, hasta el desarrollo de estrategias de fitogestión óptimas para cada situación; pasando por la evaluación de los beneficios de estas estrategias sobre la biodiversidad y funcionalidad del suelo y, por tanto, sobre la recuperación de los servicios del ecosistema.  Para el desarrollo de las estrategias de fitogestión se ensayarán combinaciones de diversas especies vegetales, inóculos de microorganismos que mejoran el desarrollo vegetal y enmiendas del suelo. Se contempla, además, la transferencia de los resultados del proyecto a grupos de diversos sectores de la bioeconomía para los que los resultados obtenidos pueden tener especial relevancia: agricultores, agencias de asesoramiento, PYMEs, industria y ONGs, autoridades y comunidades y organizaciones gubernamentales.