César González García

Investigador distinguido en el Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit).

Licenciado en Ciencias Físicas (1995) y doctor en Astrofísica por la Universidad e Groninga (Países Bajos; 2003).

Comenzó su labor investigadora en el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y en el Kapteyn Instituut de Groninga, estudiando los procesos de formación y evolución de las galaxias a partir de simulaciones por ordenador. De forma paralela, desarrolló una línea de investigación en la que intentaba comprender el papel del cielo en las sociedades del neolítico en Holanda a partir del estudio de las orientaciones de los monumentos megalíticos del norte de ese país. Tras la lectura de su tesis desarrollo en paralelo ambas investigaciones, primero en el IAC, con un contrato genérico de investigación postdoctoral, y más adelante en el Departamento de Física Teórica de la Universidad Autónoma de Madrid.

En 2010 consiguió un contrato del programa Ramón y Cajal para desarrollar la línea de Astronomía Cultural, primero en el IAC y a partir de 2012 en el Incipit.

Desde 2017 es el presidente de la Société Européenne pour l’Astronomie dans la Culture (SEAC).

Sus líneas de investigación se centran pues en comprender las relaciones de las sociedades humanas con su entorno, y en concreto con el cielo, sobre todo a partir de los restos materiales de tales sociedades.

¿Cuándo y por qué decidiste dedicarte a la ciencia?

Cuando tenía unos 14 años quería dedicarme a estudiar Historia. Leer libros de temas históricos me encantaba. En ese momento, y por una enfermedad, me dejaron varios libros de Astronomía y al poco tiempo un telescopio, y entonces supe que lo mío sería mirar a los astros. Lo curioso ha sido después, que he podido combinar ambos intereses de mi infancia en mi investigación.

¿Cuál ha sido, hasta la fecha, el momento más grato/dulce de tu carrera científica y cuál el más ingrato/complicado?

El momento más grato creo que fue mi lectura de tesis. Fue la culminación de un reto, de un período muy estimulante. Además, al realizarla fuera de España (la hice en Holanda), fue una forma de demostrarme a mi mismo que era capaz de cosas interesantes. El más complicado ha sido el ver que la carrera científica en España sufre mucho más que en otros países los embates de las vicisitudes políticas. El que una persona se pueda estabilizar, y por tanto, comenzar a definir grupos de investigación y asentar líneas, en un momento ya avanzado no favorece ni al investigador ni a la ciencia en España en general.

¿Quién o quiénes son tus referentes científicos?

Posiblemente no hay un solo referente a nivel general, pues en muchas cosas ha habido diferentes personas que te inspiran o motivan a seguir. De forma directa en mi carrera puedo nombrar dos: mi director de tesis, Tjeerd van Albada, y mi colaborador y maestro, Juan Antonio Belmonte.

¿Cómo explicarías al público general tu línea de investigación?

Trata de comprender cómo las gentes del pasado entendieron e incorporaron en sus vidas el cielo. Cómo esas sociedades veían al sol, la luna, las estrellas, y cómo incorporaron sus movimientos y regularidades para guiarse en el espacio y el tiempo o para buscar o proponer explicaciones a lo que les rodeaba. Así, trata desde el punto de vista de las Ciencias Humanas un aspecto que muchas veces necesita de herramientas de las Ciencias Naturales.

En estos momentos, ¿en qué investigaciones estás inmerso?

En cómo las sociedades del Mediterráneo antiguo definieron nuestra forma de entender el paso del tiempo a través, entre otras cuestiones, del seguimiento de los ritmos de los astros y su incorporación en su sociedad por medio, por ejemplo, de la orientación de edificios rituales hacia las salidas y puestas del sol y la luna.

¿Qué consejo darías a alguien que quiere dedicarse a la ciencia?

Que nunca pierda el pensamiento crítico y la pregunta en los labios que tenemos todos cuando somos niños. El pensamiento crítico se debe entrenar, no para suprimirlo, sino para darle las herramientas adecuadas para discernir qué es posible y qué no.

¿Qué supuso para ti ser en 2020 investigador distinguido?

Poder estabilizar dentro del sistema de ciencia español la línea de astronomía en la cultura. Esta línea no está muy representada en nuestro país a pesar de ser uno de los referentes actualmente a nivel mundial gracias al trabajo de nuestro grupo, entre otros.

¿Cuáles son tus objetivos científicos a corto-medio y largo plazo?

Continuar en ese proceso de estabilización por medio de la promoción de los estudiantes y jóvenes postodcs que tenemos en nuestro entorno. Además, profundizar en el estudio de cómo el cielo se entendía en las sociedades de Oriente Próximo y en otras zonas, que ayudan a entender cómo concebimos aspectos claves de nuestra sociedad, como el fluir del tiempo.

¿Qué “hito” científico te gustaría alcanzar?

Que la investigación que hago pueda servir para que el cielo se entienda como un recurso patrimonial a valorar y proteger. La contaminación lumínica, a muchos niveles, está haciendo que no podamos disfrutar del cielo como hacían nuestros antepasados y por tanto no podamos comprender qué veían ellos allí arriba ni como concebía una parte importante de su mundo. Perdiendo esa parte también nosotros perdemos una parte de nuestro mundo actual.

Más personal…

Un libro

“El Señor de los Anillos”

Una o varias películas

“Casablanca”, “Blade Runner” o “Amanece que no es poco”.

Una canción

Brothers in Arms (Dire Straits)

Un hobby

La fotografía

Una ciudad

Roma