La exposición Luz na Terra. El Seminario de Estudos Galegos: una institución de alta cultura está concebida como celebración del centenario de la fundación de esta institución, determinante en la construcción de la identidad gallega y gran impulsora de la modernización cultural y científica de Galicia. Pero quiere ser también una puesta en valor de una obra colectiva, que impulsó la proyección exterior de nuestra cultura, conectando con instituciones análogas de España, Portugal, Bretaña, Irlanda, Reino Unido, Alemania o diversos países del continente americano.

La exposición exhibe fotografías, publicaciones, manuscritos, bocetos, dibujos… así como una selección de piezas singulares que nos permiten trazar la historia del Seminario desde su misma acta fundacional, obra con la que, precisamente, arranca este recorrido expositivo.

Luz na Terra, comisariada por Ramón Villares, catedrático emérito de Historia Contemporánea de la Universidade de Santiago de Compostela, se puede visitar hasta el 24 de enero.

El centenario de la fundación del Seminario de Estudos Galegos (SEG) conmemora una institución que el fundador de las Irmandades da Fala, Antón Villar Ponte, calificó de “alta cultura”. El SEG fue fundado en 1923, a iniciativa de un grupo de estudiantes universitarios en Compostela —entre los que se contaban nombres como Fermín Bouza Brey, Xosé F. Filgueira Valverde, Lois Tobío o Ramón Martínez López— animados por profesores como Armando Cotarelo o Cabeza de León, que serían el primer y segundo de los presidentes con los que contó la institución.

Así, el 12 de octubre de 1923, nueve jóvenes universitarios caminaron a la Casa Grande de Ortoño, donde Rosalía de Castro pasó su infancia, en la que sería la excursión fundacional del Seminario. Esta iniciativa juvenil, amparada por la universidad, finalizaría por convertirse en una de las grandes protagonistas del galleguismo y de la propia historia de Galicia. Precisamente, el Seminario llegaría a integrar entre sus miembros a los propios “padres” de la Xeración Nós, como Risco, López-Cuevillas y Otero Pedrayo.

El seminario llegó a contar con más de doscientos miembros propuestos y admitidos y una amplia red de socios protectores. Fomentaron la integración de disciplinas, trabajaron en equipo, hicieron del uso de la lengua galega un estandarte y contribuyeron a construir el proyecto autonomista de la II República. Su trabajo fue reconocido de modo unánime, pero la Guerra Civil se llevó por delante la institución y algunas de sus iniciativas singulares. Su patrimonio y sus proyectos inacabados tuvieron continuidad en el Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento y, posteriormente, en el Museo do Pobo Galego o en el renacido Seminario de Estudos Galegos impulsado por Isaac Díaz-Pardo y el grupo Sargadelos.

El Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento, heredero patrimonial del Seminario, contribuye a esta exposición con el préstamo de casi un centenar objetos representativos de muy diversa índole, desde publicaciones de libros y revistas, fotografías históricas, fichas catalográficas, cartas, recortes de prensa y todo tipo de documentación relacionada con la actividad del Seminario, hasta piezas arqueológicas, decorativas y artísticas que estuvieron en las salas de su sede o formaron parte de su museo. Entre estas últimas cabe destacar las obras de artífices tan relevantes como Asorey, Eiroa, Maside, Camilo Díaz, Juan Luis, Villafínez, Castro Arines, Colmeiro o Llorens, que en mayor o menor medida contribuyeron a la renovación del arte gallego con voluntad vanguardista integrándolo en las corrientes universales de su tiempo.