El Consejo Rector de la Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), uno de los dos órganos de gobierno de la institución, junto con la presidenta, ha aprobado la integración del Instituto de Investigaciones Agrobiológicas de Galicia (Santiago de Compostela) en la Misión Biológica de Galicia (Pontevedra). De este modo, el IIAG deja de existir como instituto propio del CSIC y se integra en la MBG como una nueva sede.

Dicha integración se hace efectiva este mes de febrero y se adopta “por motivos estratégicos para reforzar el impacto de la investigación que se realiza en los institutos” e implica, entre otras cuestiones, “la adscripción de todo el personal del IIAG a la MBG”.

La MBG y el IIAG eran, hasta esta integración, los dos institutos propios del CSIC en Galicia en el área de las Ciencias Agrarias. El Plan de Actuación del CSIC 2021 incluye como medida prioritaria la posible reestructuración de centros.

La MBG y el IIAG hasta la fecha

La MBG se creó en 1921 por la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE) y en 1939 pasó a depender del CSIC. Se ubicó en sus inicios en Santiago de Compostela y se trasladó a Pontevedra en 1927, donde permanece desde entonces en una finca propiedad de la Diputación Provincial.

Se dedica a la investigación agraria y forestal, ocupándose de los principales cultivos de Galicia (maíz, leguminosas y brásicas), así como de especies leñosas (vid, olivo, pinos y robles).

El IIAG se creó en 1953 en Santiago de Compostela. Tiene por objeto de investigación en el área agro-forestal, siendo el suelo y las plantas los sujetos prioritarios de sus investigaciones y su cometido la mejora de los sistemas agroforestales.

El resultado de la integración

El instituto resultante de la integración del IIAG en la MBG consta de una dirección única (Elena Cartea González); dos vicedirecciones científicas –una en la sede de Pontevedra (Rafael Zas Arregui), y otra en la sede de Santiago (Concepción Sánchez Fernández), una gerencia sita en la sede de Pontevedra (Natalia Martínez Piñeiro) y una vicegerencia sita en la sede de Santiago (José María Alfaya Orge).

A nivel científico, consta de dos departamentos y 15 grupos de investigación:

Departamento de Producción Vegetal

  • Genética, Mejora y Bioquímica de Brásicas
  • Biología de Agrosistemas
  • Genética y Mejora de Maíz
  • Viticultura, Olivo y Rosa
  • Biotecnología de Especies Leñosas
  • Bioquímica y Fisiología de Cultivos
  • Genética y Desarrollo de Plantas

Departamento de Suelos, Biosistemas y Ecología

  • Ciclo Biogeoquímico del Carbono Edáfico
  • Bioquímica y Calidad de Suelos
  • Interacciones Microbioma-Suelo-Planta
  • Biogeoquímica y Cambio Global
  • Ecología Evolutiva de las Interacciones Planta-Herbívoro
  • Adaptación y Sostenibilidad de Cultivos
  • Biología Computacional
  • Genética y Ecología Forestal

Además, consta cuatro servicios científico-técnicos (Biología Molecular, Análisis de Calidad en Plantas, Finca experimental, Cámaras e Invernaderos) y una unidad técnica (Biotecnología y Mejora Forestal), así como servicios generales de gestión y mantenimiento (Biblioteca, Gestión de Proyectos, Administración, Mantenimiento e Informática).

“Entre los hitos científicos-técnicos más relevantes de la historia de las dos sedes, cabe reseñar, por ejemplo, el cultivo por primera vez en Europa de híbridos de maíz, la obtención de variedades de castaño resistentes a la enfermedad de la tinta, la recuperación, conservación y estudio de variedades locales de vid, maíz, leguminosas, brásicas, olivo y rosa o la elaboración de una Cartografía de zonas agrícolas de interés, así como mapas de suelos del norte de la Península (integrados en el Mapa de los Suelos del Mundo”), destaca Elena Cartea González.

“Afrontamos esta nueva etapa apoyándonos en nuestras fortalezas, entre las que destacaría las temáticas de las investigaciones de las dos sedes, actuales y relevantes a nivel internacional; la conexión con el sector industrial o la capacidad de respuesta rápida a temas de interés medioambiental”, apunta Cartea, quien considera a su vez una oportunidad “el mejor marco de colaboración que surge tras la integración”.

“El principal desafío científico es conseguir que con la integración de los dos institutos (MBG e IIAG) se consiga un salto significativo en la calidad y alcance de la investigación desarrollada, posicionando al nuevo instituto como un referente en investigación agraria y forestal, favoreciendo sinergias y abriendo la investigación a nuevas aproximaciones de enorme interés como son la biología computacional o el cambio global”, concluye.