Responsable de la línea de investigación “Tecnologías Geoespaciales para Arqueología y Patrimonio” del Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit).

¿Cuándo comienza a desarrollarse la línea de investigación y cómo ha evolucionado?

Llevamos trabajando en ella desde antes de la creación del Incipit y su evolución ha sido muy fuerte, ya que en gran medida ha ido avanzando en paralelo a la evolución de las propias tecnologías en torno a las que gira. En los últimos años han aparecido métodos, técnicas y herramientas que suponen un gran cambio en este terreno, como los drones, el escaneado 3D y el Lidar, la proliferación de imágenes de satélite…

¿Cuál es su principal cometido?

Explorar la aplicabilidad de todo este conjunto de herramientas digitales para identificar, documentar y entender la distribución en el paisaje de los restos materiales del pasado (asentamientos, enterramientos, caminos, campos de cultivo…). De este modo, pretendemos contribuir a la comprensión de la complejidad temporal que está detrás de la formación de los paisajes actuales, en especial del papel de los grupos humanos del pasado en todo este proceso a lo largo del tiempo.

¿Podría poner algún ejemplo en el que las investigaciones que desarrollan hayan dado un resultado de especial relevancia?

Una buena parte de nuestro trabajo se centra en estudiar contextos arqueológicos de la prehistoria, en diferentes partes del mundo. Recientemente, nos hemos focalizado en el estudio de los restos de redes de caminos antiguas, como las vías romanas en la Península Ibérica o los caminos Incas en los Andes, y ello ha ayudado a identificar sectores de estos caminos antiguos y a predecir el recorrido que habrían seguido allí donde han desaparecido o aún no se han encontrado. En un ámbito relativamente diferente, nuestra labor contribuyó a la definición de una especificación de datos para la incorporación de información relativa a lugares patrimoniales dentro de la directiva europea INSPIRE. Esta directiva fijó una serie de reglas para que la información geográfica (mapas digitales) producida por todos los Estados de la Unión Europea fuese mutuamente compatible y públicamente accesible y útil. Nuestro trabajo, en colaboración con otros colegas, definió cómo debería de tratarse en esos mapas digitales la información referente a lugares de interés patrimonial: cómo describirlos, cómo representarlos, cómo organizarlos en tipos y clases…

¿En qué momento se encuentran sus investigaciones? ¿Está cerca de alcanzar sus objetivos, necesita abrir nuevas líneas de trabajo o debe continuar en la misma línea que hasta ahora para seguir avanzando?

Esta línea, por su estrecha relación con un campo tecnológico en constante expansión, es todavía prometedora al menos en el medio plazo. La constante aparición de nuevas herramientas y técnicas de observación de la tierra, de análisis de la información geográfica o de documentación digital mediante imágenes y sensores diversos ha revolucionado en las últimas décadas la investigación en arqueología, y seguirá haciéndolo en el futuro. Las tecnologías geoespaciales son una parte esencial de lo que se conoce como la actual revolución científica en arqueología y también de las Humanidades Digitales.

¿Podría indicar un objetivo a corto plazo, medio y largo plazo para la línea de investigación?

En el corto y medio plazo pretendemos desarrollar un programa de caracterización de sitios arqueológicos en Galicia mediante el empleo combinado de diferentes tecnologías no invasivas que, hasta la fecha, apenas han sido empleadas en esta zona: sensores equipados en drones, herramientas de prospección geofísica. En particular, nos centraremos en el estudio de uno de los tipos de yacimiento arqueológico más característico de Galicia, los castros. En cuanto a los objetivos a largo plazo, a pesar de que dependerán en gran medida de los desarrollos tecnológicos globales que vayan surgiendo en los próximos años, podemos avanzar el seguir profundizando en el conocimiento de cómo las sociedades del pasado organizaron sus modos de vida mediante su interacción con el espacio que ocupaban y cómo ambas cosas fueron cambiando de manera sinérgica. En particular, el problema científico que más nos interesa trabajar es cómo a través de los cambios en la relación entre grupos humanos y paisaje es posible entender el cambio social fundamental que supuso la consolidación de las desigualdades sociales, algo que en el ámbito del occidente europeo ocurre aproximadamente hace 3000 años o hace unos 1000 en el área de los Andes, los dos lugares en los que venimos centrando nuestra investigación.

César Parcero Oubiña, responsable de la línea de investigación “Tecnologías Geoespaciales para Arqueología y Patrimonio” del Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit).