Científica Titular en el Instituto de Investigaciones Marinas (IIM)
Grupo de Biosistemas e Ingeniería de Bioprocesos
Licenciada en Químicas (2001) y doctora en Matemáticas Aplicadas (2008) por la Universidad de Vigo, realizó su tesis doctoral sobre el uso del modelado matemático para la optimización de la industria alimentaria y biotecnológica en el IIM. Tras esto, se trasladó a Irlanda para investigar el uso de modelos matemáticos para entender la progresión y tratamientos de la enfermedad de Parkinson en el Hamilton Institute (2008-2013).
Su especialidad es el modelado matemático de sistemas biológicos basado en conocimiento, centrándose en sus últimos años en la resistencia de bacterias a antimicrobianos (antibióticos y desinfectantes entre otros). En esta temática, ya una vez reincorporada al IIM, fue investigadora principal de dos proyectos para jóvenes investigadores centrados en la industria alimentaria (2015 hasta hoy) y primera seleccionada en las ayudas Ramón y Cajal 2019 en el área de producción industrial.

¿Cuándo y por qué decidiste dedicarte a la ciencia?
Cuando en la universidad fui a la lectura de lo que antes se llamaba tesina (un trabajo de investigación de un año) de una compañera. La defensa me pareció tan interesante que me embarqué en una tesina yo misma. En ese momento estaba haciendo un máster encaminado a la empresa, pero cada vez me interesaba más la tesina y decidí dedicarme a investigar.
¿Cuál ha sido, hasta la fecha, el momento más grato en de tu carrera científica?
Cuando recibí la notificación de aceptación de mi primer proyecto como investigadora principal: un proyecto para jóvenes investigadores en una convocatoria muy competitiva, y que desgraciadamente ya no se convoca. Ello me abría las puertas para empezar mi propia línea de investigación y para ser competitiva a la hora de conseguir cierta estabilidad.
¿Y el más complicado?
Cuando, tras tener hijos, bajó mi producción y parecía imposible conseguir algo estable.
Tuve a mi primer hijo en Irlanda durante mi etapa de postdoctoral y allí las bajas maternales son de al menos seis meses. Cuando tuve mi segundo hijo, dos años más tarde y ya en España, decidí tomarme un tiempo similar para cuidar de los niños aprovechando que se me acababa el contrato. Sin embargo, aún se arrastraban las consecuencias de la crisis económica con lo que la posibilidad de conseguir un puesto estable parecía misión imposible al verse afectada mi producción científica considerablemente. En aquellos años aún no se tenían en cuenta estos periodos de pausa por cuidado de niños en las evaluaciones y ni siquiera había campos en los CV normalizados para explicar la bajada de producción.
¿Quién o quiénes son tus referentes científicos?
En general, los grandes científicos de hace tiempo, ya que podían investigar en distintas áreas y, además, obtener resultados verdaderamente impactantes. Hoy en día es complicado centrarse en una investigación multidisciplinar. Es algo que se reclama, pero que es muy difícil de evaluar y, por lo tanto, no suele financiarse.
¿Cómo explicarías al público general tu línea de investigación?
Usando matemáticas simulamos en el ordenador (parecido a los simuladores aéreos) un proceso o sistema bilógico o químico de interés en la industria alimentaria o en medicina. Así podemos probar a jugar con el simulador y a hacer experimentos que en la realidad no podríamos realizar por ser, por ejemplo, costosos o peligrosos. También nos permite optimizar ese modelo para obtener las mejores condiciones para cierto objetivo sin probar todas las posibles combinaciones de experimentos posibles.
¿Podrías poder un ejemplo para ilustrar esas metodologías matemáticas?
Los antimicrobianos son substancias, como los desinfectantes o antibióticos, que sirven para controlar el crecimiento de bacterias, pero que si se usan de forma incorrecta o en grandes cantidades puede provocar la aparición de bacterias resistentes o superbacterias.
En este contexto, estamos muy interesados en encontrar los mejores tratamientos con antimicrobianos para eliminar las bacterias sin generar resistencias a desinfectantes o antibióticos. Esto lo haríamos desarrollando un “simulador” que nos enseña cómo estas bacterias crecen, mueren, mutan con estos antimicrobianos. Este simulador se usa posteriormente para encontrar los mejores tratamientos antimicrobianos que no generen superbacterias.
En estos momentos, ¿en qué investigaciones estás inmersa?
En el ejemplo que acabo de poner en el contexto de la industria alimentaria. El objetivo es encontrar, usando modelado y optimización, las mejores condiciones para controlar las bacterias resistentes de interés en la industria alimentaria. Normalmente se pretende controlar bacterias que son responsables de la degradación de los alimentos o que pueden ser patógenas para el consumidor o trabajadores de la industria alimentaria.
El objetivo último es encontrar el tratamiento óptimo (por ejemplo, buscando la mínima cantidad de antimicrobiano o el mejor tipo de antimicrobiano) que garantice alimentos seguros y de calidad.
¿Qué consejo darías a alguien que quiere dedicarse a la ciencia?
Que tenga claro si le interesa investigar lo suficiente para lanzarse a una carrera de fondo con bastantes obstáculos, que por momentos es muy interesante y gratificante.
¿Qué supone para ti tomar posesión como científica titular?
Estabilidad y poder continuar con mis líneas de investigación.
¿Qué “hito” científico te gustaría alcanzar?
Conseguir una teoría sólida que permita entender mejor la emergencia y diseminación de bacterias resistentes a desinfectantes, conservantes alimentarios y antibióticos (y la resistencia cruzada entre estos antimicrobianos) mediante el modelado matemático. Esa teoría daría orden a la gran cantidad de datos que se están generando para poder entender este problema causante de más de un millón de muertes anuales y considerado por la ONS uno de los grandes retos de los próximos años.