El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), a través del grupo Viticultura, Olivo y Rosa (VIOR) de la Misión Biológica de Galicia (MBG) avanza, tras más de dos años de trabajo de laboratorio, en la investigación “Valorización de variedades de uva minoritarias por su capacidad para la diversificación vitivinícola y enológica y su resiliencia a las enfermedades fúngicas influenciadas por el cambio climático”.

La investigación se trata de un subproyecto dirigido por Carmen Martínez desde la MBG con la participación del resto de los investigadores del grupo VIOR (José Luis Santiago, Pilar Gago y Susana Boso) y la colaboración de 16 grupos de investigación de diferentes comunidades autónomas españolas que, a su vez, forma parte de un proyecto global coordinado por Gregorio Muñoz, del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA), y financiado por el Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica 2017-2020 (MCINN/AEI/FEDER, UE.): “Valorización de variedades minoritarias de vid por su potencial para la diversificación vitivinícola y de resiliencia al cambio climático (MINORVIN)”.

El proyecto global incluye dos subproyectos más: “Valorización de variedades de uva minoritarias por su capacidad de diversificación viticultura y enología y su resistencia a la sequía”, dirigido Muñoz Organero, del IMIDRA, y “Valorización de variedades de uva minoritarias por su capacidad de diversificación viticultura y enología y minimizar los efectos del cambio climático en la calidad del vino”, dirigido por Anna Puig, del IRTA-INCAVI.

A lo largo de estos dos años de trabajo, se ha estudiado la sensibilidad a Mildiu de 77 variedades de vid diferentes. En el subproyecto que lidera el CSIC a través de la MBG, se ha incluido también un estudio de la sensibilidad a Oidio de las mismas variedades, llevado a cabo por Cristina Menéndez y Mª Teresa Martínez Soria, de la Universidad de la Rioja.

Se prevé que todas las investigaciones que se desarrollan en el marco del proyecto concluyan en diciembre de 2022.

El subproyecto coordinado por el CSIC

En el subproyecto, se estudian variedades enviadas desde las siguientes entidades: Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario; Dirección General de Producción Agraria de Aragón; Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León; Instituto Tecnológico de Viticultura y Enología de Valencia; Instituto de la Vid y el Vino de Castilla-La Mancha; MBG (CSIC); Diputación Foral de Bizkaia; Estación de Viticultura Enología de Navarra y Universidad Pública de Navarra; Universidad de La Rioja; Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias + Instituto Catalán de la Viña y el Vino; Agencia Gallega de la Calidad Alimentaria – Estación de Viticultura y Enología de Galicia; Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura; Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica; Universidad de las Islas Baleares.

“El objetivo de la investigación es estudiar la sensibilidad de cerca de 77 variedades de vid procedentes de todas las comunidades autónomas a las dos enfermedades fúngicas de mayor incidencia en viticultura, Mildiu y Oidio”, explica Carmen Martínez Rodríguez, investigadora científica del CSIC y coordinadora del subproyecto.

A comienzos de 2020 y de nuevo en 2021, llegaron a la MBG estaquillas de las 77 variedades minoritarias de vid recuperadas en los últimos años por los grupos inmersos en la investigación.

“Procedimos a su desinfección y parafinado, y las conservamos durante cuatro meses en cámara fría, se pusieron a brotar en cámara de cultivo y se pasaron a invernadero bajo condiciones controladas de luz, temperatura y humedad. Posteriormente, se extrajo, propagó y conservó hasta el momento de ser utilizado el patógeno P. vitícola y se llevó a cabo, empleando la técnica del disco de la hoja, la inoculación de las 77 variedades. Pasados unos días, se observaron y evaluaron los síntomas de la infección, midiendo tanto el porcentaje de discos con esporulación como la densidad y la severidad. Estos ensayos se repitieron tres veces para cada una de las 77 variedades” durante el año 2020, y se repetirá de nuevo a lo largo de 2021”, explica Carmen Martínez Rodríguez.

“Un 45% de las variedades mostraron sensibilidad intermedia al patógeno, frente a un 21% que la mostró elevada y a un 17% aleatoria dependiendo del muestreo”, indica Susana Boso, otra de las investigadoras del grupo VIOR.

En el primer grupo, el de elevada susceptibilidad, los investigadores diferencian entre las que presentaron una incidencia mayor del 75% y severidad y densidad mayor del 50% (Rayada Melonera de Andalucía, Tottozona Tinta de Navarra o Tinto Jeromo de Castilla-León).
Las variedades con susceptibilidad baja presentaron una incidencia menor del 50% severidad menor del 20%, una densidad menor del 35%. Es el caso de Morate de Madrid, Sanguina de Cataluña y Tinta Redonda del País Vasco.

Las variedades con susceptibilidad intermedia fueron aquellas con una elevada incidencia pero severidad o densidad por debajo del 50%. En este grupo se encuentran algunas de procedencia gallega como Albilla do Avia y Ratiño (Galicia).

“En estos momentos, están brotando en el invernadero las estaquillas de las 77 variedades enviadas de nuevo este año, y próximamente procederemos a inocular en laboratorio, igual que se hizo el año anterior. El objetivo es comprobar si las que eran muy sensibles o poco el año anterior, continúan siéndolo este año”, avanzan los investigadores del CSIC.

 

El grupo Viticultura, Olivo y Rosa, de la MBG, avanza en la investigación tras más de dos años de trabajo de laboratorio