El Instituto de Ciencias del Patrimonio (INCIPIT), a través de un equipo especialista en arqueología de mínima invasión, ha evaluado las posibilidades de los métodos de prospección geofísica para el estudio de los castros y su entorno, y lo ha hecho tomando como referencia Castromao (Celanova, Ourense).

“Los resultados son prometedores, e insisten en la potencialidad de extender este tipo de estudios tanto a nuevas áreas de este yacimiento como a otros castros”, explica David González Álvarez, del INCIPIT, coordinador de la actuación, que ha contado con la participación de Jesús García Sánchez, experto en prospección geofísica del Instituto de Arqueología, Mérida (IAM) CSIC-Junta de Extremadura.

Esta actuación, que partió de las labores de recuperación del castro de Castromao promovidas en los últimos años desde el Concello de Celanova, se llevó a cabo en el marco de un contrato de prestación de servicios entre el INCIPIT y la empresa Breogán Arqueoloxía, denominado “Prospección arqueológica con métodos no invasivos en el castro de Castromao (Celanova, Ourense)”. Además, esta colaboración se enmarca en un proyecto más amplio, “Traballos de acondicionamento, consolidación da estrutura E48 e prospección arqueolóxica xeofísica no Conxunto Arqueolóxico de Castromao”, financiado por el Concello de Celanova y la Xunta de Galicia.

 Los especialistas usaron tecnología de mínima invasión para reconocer rastros ocultos a nuestra vista bajo la superficie actual del terreno. Emplearon para ello equipos de prospección geofísica como el magnetómetro y el georradar, además de drones y GPS de alta resolución.

“Se confirmó la existencia de más cabañas en la zona interior del castro semejantes a las descubiertas por sucesivas campañas de excavación a lo largo del siglo XX. El magnetómetro mostró trazas de una docena de posibles cabañas circulares, mientras que el georradar reveló indicios de alguna construcción cuadrangular”, explica Eduardo-Breogán Muñiz Nieto, de la empresa Breogán, quien ha dirigido las últimas excavaciones y considera que los resultados obtenidos ahora “serán una excelente referencia para guiar futuras excavaciones o acciones de conservación preventiva que podamos proponer para este castro”.

En este sentido, Eduardo-Breogán Muñiz Nieto había redactado, a instancia del Concello de Celanova, el Plan de Gestión Integral “Castromao 2020”, el cual sintetizaba las principales problemáticas del yacimiento y determinaba las acciones prioritarias de cara a su futura gestión. Entre otras necesidades, como trabajos de conservación y restauración en marcha, el plan señalaba la conveniencia de realizar estudios geofísicos, lo cual ha cumplido la campaña recién completada.

La actuación también se ha centrado en sectores al exterior del perímetro amurallado del castro, espacios que, hasta el momento, no habían sido objetivo prioritario para los arqueólogos que habían estudiado este tipo de asentamientos de la Edad del Hierro.

“Hasta ahora, los arqueólogos hemos concentrado nuestra atención hacia el interior de las murallas, por lo que el espacio extramuros de los castros es un reto investigador pendiente que promete ofrecer sorpresas en los próximos años”, apunta David González Álvarez, del INCIPIT, quien añade que “estas zonas pueden albergar evidencias arqueológicas de interés poco o nada conocidas hasta la fecha, como las relacionadas con las zonas de cultivo de los habitantes de los castros, encerraderos para el ganado, caminos de acceso, sistemas defensivos externos que pudieran haber sido borrados por las actividades agrarias recientes, zonas de actividad artesanal al exterior de los poblados, o incluso espacios de prácticas simbólicas”. En línea con ello, señala que “algunas de estas trazas podrían corresponderse con las evidencias que hemos logrado identificar en dos parcelas diferentes al Sur y al Norte del castro. La confirmación de su naturaleza y cronología exige la realización de excavaciones que permitan observar con qué se corresponden las anomalías que desvela la geofísica”.

Otras evidencias que resulta posible observar en el entorno de castros como Castromao son las construcciones de época romana que ocuparían las gentes de la zona tras producirse el abandono de los poblados castreños hace menos de dos mil años.

“En diferentes puntos de la aldea de Castromao, a los pies del castro, se conocía desde hace décadas la existencia de materiales romanos que insinuaban ocupaciones de esa cronología en el área, resultado de trabajos pioneros como los del arqueólogo Luis Orero Grandal. Las prospecciones con georradar en el entorno de la iglesia parroquial revelan ahora evidencias que se pueden interpretar como posibles construcciones de planta ortogonal. Por su trazado, y considerando hallazgos previos en el entorno de la iglesia y el cementerio de Castromao, podríamos encontrarnos ante edificaciones de época romana que nos hablarían de esa fase final de la ocupación del castro y su entorno inmediato”, indica Jesús García Sánchez, del IAM.

Tras esta actuación y con estos resultados, el equipo está inmerso en la preparación de una nueva propuesta de actuación para extender sus investigaciones durante 2022 a nuevas zonas del entorno del poblado.

Por su parte, desde el Concello de Celanova su alcalde, Antonio Puga, apunta que “resulta fascinante ver cómo las nuevas tecnologías nos ofrecen sorpresas sobre la riqueza patrimonial y arqueológica de Castromao y agradezco al CSIC que haya elegido este yacimiento como campo de prueba para estas nuevas técnicas arqueológicas”.

Puga se muestra esperanzado por los indicios que asoman como resultado de esos trabajos innovadores, “que nos permitirán ampliar lo que hasta hora ya conocíamos sobre el castro, y sitúan el patrimonio de Celanova en el centro de los debates científicos más actuales”. En este sentido, asegura que “el Concello pondrá todos los recursos que le sean posibles y tratará de conseguir la colaboración necesaria de otras instituciones para profundizar en esta línea de investigación abierta por el CSIC y Breogán Arqueoloxía, conscientes de que el conjunto arqueológico de Castromao pasa por ser uno de los más importantes yacimientos castreños, no ya solamente de Galicia, sino de todo el Noroeste peninsular”.

El uso de nuevas tecnologías ha ofrecido una lectura arqueológica más compleja del poblado castreño de Castromao y su entorno, resultado de una actuación pionera en Galicia.

Las prospecciones geofísicas revelan indicios de numerosas construcciones en las zonas no excavadas al interior del recinto, al tiempo que se reconocen evidencias más allá del perímetro amurallado del castro.

Los trabajos, promovidos por el Concello de Celanova y financiados por la Xunta de Galicia, son resultado de la coordinación de esfuerzos entre un equipo de arqueólogos del CSIC y la empresa Breogán Arqueoloxía.