La actuación ha estado financiada por la Xunta de Galicia con más de 40.000 euros
 

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha concluido el estudio multidisciplinar del Túnel de Montefurado (Quiroga, Lugo), una de las obras más representativas de la minería de oro romana.

El estudio se enmarca en una actuación más amplia, encargo de la Dirección Xeral de Patrimonio de la Consellería de Cultura, Educación e Universidade de la Xunta de Galicia, que ha contado con dos grandes bloques: estabilidad estructural y valor histórico-arqueológico.

El primer bloque lo ha ejecutado el Instituto Geológico Minero de España y la empresa Terrae Geoconsulting S.L.

El segundo bloque ha corrido a cargo del Instituto de Historia del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC (Madrid), bajo la dirección de los investigadores Brais X. Currás y Francisco Javier Sánchez-Palencia, del grupo de investigación EST-AP entre cuyas líneas de trabajo figura la puesta en valor de los paisajes mineros de la antigüeda y que ha llevado a cabo trabajos en otros “montesfurados” romanos del Noroeste entre los que figura Pena Tallada (río Navia, Navia de Suarna) o Couço do Monte Furado (río Coura, Vila Nova de Cerveira).

“El túnel sirvió para desviar el Sil de su cauce original, con el objeto de aprovechar estacionalmente las arenas auríferas del lecho del río. Durante el invierno se cerraba, devolviendo el río a su cauce original, de tal forma que el oro, arrastrado constantemente por la lluvia que erosiona los depósitos mineralizados consolidados, se depositaba en el lecho. Luego, durante la temporada seca, el río se derivaba de vuelta por el túnel (para así poder recuperar todo el oro atrapado en el fondo del cauce dejado en seco”, explican los investigadores del CSIC.

“Tras un año de estudio a través de medios de teledetección como la fotografía aérea histórica, vuelos con drones o el uso de la tecnología LiDAR, se ha constatado que el túnel no es una realidad aislada, sino que forma parte de un conjunto minero mucho más amplio. Durante los dos siglos que duró aproximadamente el desarrollo de la minería del oro en el noroeste de la Península Ibérica tras la conquista llevada a cabo por Augusto, todo el tramo medio del río Sil fue intensamente explotado. Las márgenes del río aparecen jalonadas por decenas de labores mineras que ahora han podido ser documentadas con precisión”, destaca.

El equipo de investigación ha documentado la red hidráulica que abastecía de agua a los frentes mineros y en colaboración con el arqueólogo Santiago Ferrer se ha podido identificar con detalle el trazado de la red hidráulica que derivaba el río Xares hasta las minas situadas junto al Montefurado, así como otro canal, peor conservado, que llevaba las aguas del Regueiro de San Martiño, situado en las inmediaciones de Seadur.

“Es fundamental profundizar en la puesta en valor del conjunto minero de Montefurado, obra de gran atractivo y potencial patrimonial y entre nuestros proyectos futuros en relación con este espacio figura la elaboración de nuevos paneles, el diseño de una nueva ruta señalizada o la edición de una guía, así como la organización, cuando las circunstancias lo permitan, de actividades en la zona dirigidas a la comunidad local y público general en las que se presenten los resultados de los trabajos realizados”, concluyen.

Túnel de Montefurado